- San CLEMENTE I, papa y mártir, tercer sucesor de San Pedro. Escribió una espléndida Carta a los Corintios. (s. I).
- Santa FELICIDAD, mártir, en Roma. (s. Inc.).
- Santa MUSTIOLA, mártir, en la Toscana italiana. (s. Inc.).
- Santa LUCRECIA, mártir, en Mérida. (306).
- San SISINIO, obispo y mártir, en el Helesponto, actual Turquía. Que murió a espada bajo la persecución de Diocleciano. (325).
- San ANFILOQUIO, obispo. En Licaonia, actual Turquía. Fue compañero en el desierto de los Santos Basilio y Gregorio. Esclarecido en santidad y doctrina. Libró muchas batallas en favor de la fe. (395).
- San SEVERINO, en París. Quien, recluido en una celda, se dedicó a la divina contemplación. (s. VI).
- San GREGORIO, obispo, en Agrigento, Sicilia. Que explicó los libros sagrados para aclarar al pueblo llano las cosas difíciles. (638).
- San COLUMBANO, abad. Liguria. Nació en Irlanda. Por Cristo se hizo peregrino para evangelizar a las gentes de las Galias. Fundó el monasterio de Luxeuil, entre otros más, que él mismo rigió con observancia, y obligado después a exiliarse, atravesó los Alpes y construyó el cenobio de Bobbio, en Liguria, famoso por su disciplina y estudios, en el cual moriría. (615).
- San TRUDÓN, presbítero, en Brabante, actual Bélgica. Dio todos sus bienes a la iglesia de Metz, y allí edificó un monasterio. (695).
- Beata MARGARITA de SABOYA, viuda y religiosa. En la región del Piamonte, en Italia. Se entregó a Dios en el monasterio de la Orden de Predicadores, que ella había fundado. (1464).
- Santa CECILIA YU SO-SA, mártir, que, siendo viuda y muy anciana, en Seúl, Corea, fue despojada de sus bienes por los que odiaban la fe, y encarcelada. Murió azotada. (1839).
- Beato MIGUEL AGUSTÍN PRO, presbítero y mártir. Guadalupe, México. Jesuita. Fue condenado sin juicio previo a la pena capital durante la persecución religiosa en México. (1927).
Hoy recordamos especialmente a la Beata MARÍA CECILIA CENDOYA Y ARAQUISTAIN
Felicidad nació en Azpeitia, Navarra. Aunque tenía un genio muy vivo, su amor a María, hizo que pudiera superar su temperamento para ser religiosa como deseaba. Su madre decía que tenía algo distinto que las demás, sin embargo, cuando le manifestó el deseo de ser religiosa, su madre le dijo. «¿Tú monja, con ese genio…? Tienes que corregir ese genio si quieres ser monja» y su madre decía que cambió desde ese momento. Decidida y alegre, a sus 20 años atraviesa los umbrales del Primer Monasterio de la Visitación de Madrid, el 9 de octubre de 1930. En su toma de hábito recibe el nombre de Mª. Cecilia. Su temperamento vivo, contrasta con su carácter amable, sencilla, humilde, abnegada y muy servicial; «Era el Ángel de las pequeñas prácticas», solían decir las Hermanas.
Desde el principio sufre todas las consecuencias de la persecución religiosa: disturbios, votaciones, quemas de Iglesia y Conventos, dispersión de su Comunidad, etc. Desde estos años tiene muchas oportunidades de ir con su familia, pero por amor a Jesús y a su vocación nunca acepta las propuestas y siempre dice con tesón que no quiere marcharse por nada del mundo. Era sencilla, humilde. Tímida, solía cantar cantos a María mientras trabajaba. Se distinguió por su fidelidad, espíritu de recogimiento y de mortificación, siempre consciente de vivir en presencia de Dios. Fue la Hermana que más sufrió, era la más joven y no llevaba mucho tiempo en el convento, no conocía a nadie y como era vasca, el castellano no lo sabía bien, todo esto ayudó a serle más penosa su soledad última, pero Dios velaba por ella y la colmó de fortaleza. Cuando murieron sus hermanas, huyó, pero confesó su condición de monja salesa, y la fusilaron tres días más tarde en el cementerio de Vallecas.