Hoy, 23 de febrero, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San POLICARPO, obispo y mártir. En Esmirna, Turquía. Discípulo de San Juan, y el último de los acontecimientos apostólicos, ya con 90 años. Fue quemado vivo en el anfiteatro de Esmirna en presencia del procónsul y del pueblo. (155).
  2. San SIRENO, mártir. Actual Croacia. Era hortelano, que denunciado por una mujer a la que había reprochado su lascivia. Fue detenido y admitió su condición de cristiano. Se negó a sacrificar a los dioses, y fue decapitado. (307).
  3. Santa MILDBURGA, abadesa y virgen. En Wendlock, Inglaterra. De la familia real de Mercia. Fue abadesa. (722).
  4. San WILLIGISO, obispo. En Maguncia. Eximio por su celo pastoral. (1011).
  5. San JUAN, monje. En Calabria. Monje según las reglas orientales. Se le llamó el “Segador” porque era muy caritativo y de tenía costumbre de ayudar a los segadores. (s. XII).
  6. Beato NICOLÁS TABOUILLOT, presbítero y mártir. En Rochefort, Francia. Era párroco, y por ello fue detenido durante la Revolución Francesa. Murió consumido por una enfermedad. (1795).
  7. Beata JOSEFINA VANNINI, virgen. En Roma. Fundó la Congregación de Hijas de San Camilo, para servir a los enfermos. (1911).
  8. Beato LUIS MZYK, presbítero y mártir. En Poznan, Polonia. De la Sociedad del Verbo Divino. Durante la ocupación nazi fue asesinado por los guardias de la ciudad mientras confesaba a Cristo hasta morir. (1942).
  9. Beato VICENTE FRELICHOWISKI, presbítero y mártir. En Munich. Estuvo encarcelado en varias prisiones. Nunca decayó en la fe ni en su pastoral. Atendiendo a enfermos, también él enfermó. Fallecería consumido por la enfermedad en el Campo de Dachau. (1945).

Hoy recordamos especialmente a BEATA RAFAELA YBARRA

Nació en Bilbao en 1843 en una familia acomodada, en la que fue educada cristianamente. A los 18 años contrajo matrimonio con José Villalonga, con quien formó una numerosa familia de siete hijos.

Atendió con gran dedicación sus deberes de esposa y madre, así como la atención a los más necesitados, edificando a todos con su vida ejemplar.

Con gran sensibilidad social, se preocupó por la formación de las niñas y jóvenes que estaban siendo víctimas de los problemas sociales surgidos por la industrialización a finales del siglo XIX.

Recogió de las calles a las más desfavorecidas y creó instituciones de acogida donde les proporcionaba cariño y atención a sus necesidades humanas.

Con pisos para acogerlas y talleres para su formación y sustento, las libró de muchos peligros.

Contando con las primeras voluntarias comprometidas con esta tarea, organizó una residencia-taller, a la que imprimió su propio carisma y estilo: firmeza en los fines, dulzura en los medios.

El 8 de diciembre de 1895, junto a otras jóvenes y entusiastas colaboradoras, dio inicio al que habría de ser Instituto de Hermanas de los Ángeles Custodios.

Asumieron con entusiasmo la aventura de ser madres y educadoras de aquellas niñas y jóvenes necesitadas de afecto y de formación.

El 2 de agosto de 1897 se puso la primera piedra del colegio de Zabalbide quedando inaugurado en 1899.

Rafaela no llegó a ver del todo consolidada su obra, pues murió santamente en 1900.