- PRESENTACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, “NIÑA MARÍA”, se celebra la dedicación que de sí misma hizo a Dios la futura Madre del Señor, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su Concepción Inmaculada.
- San RUFO, nombrado por San Pablo en su Carta a los Romanos como elegido del Señor. (s. I).
- San MARINO, obispo y mártir, en la región de Istria, actual Croacia.
- San AGAPIO, mártir, en Cesarea de Palestina, que, martirizado con frecuencia, pero siempre reservando fuerzas para mayores pruebas, en presencia del mismo Emperador Maximino fue entregado a un oso para que lo devorara, y como aún quedó con vida, al día siguiente le ataron piedras a los pies y lo echaron al mar. (306).
- San GELASIO I, papa, esclarecido por su doctrina y santidad, el cual, para que la autoridad imperial no perjudicara la unidad de la Iglesias, aclaró a fondo las características propias de las dos potestades y su mutua independencia. Movido por su caridad sin medida y las necesidades de los indigentes, murió en la más extrema pobreza.
- San MAURO, obispo, en Flaminia, Italia.
Hoy destacamos a:
Beata MARÍA DE JESÚS BUEN PASTOR, que nació en Varsovia en 1842, en una familia de la antigua nobleza polaca católica.
Frágil de salud desde niña, recibió una buena formación humana y religiosa.
Descubrió pronto la vocación a la vida religiosa, pero su falta de salud la impedía seguir esa vida.
En 1873, su director espiritual le sugirió fundar un instituto religioso dedicado a la adoración del Santísimo Sacramento, a la imitación de la Virgen María y a la educación catequística de las jóvenes.
Poco después, con su madre ya viuda, y con dos terciarias franciscanas, ponía las bases a la nueva congregación.
Por razones políticas, Polonia no podía abrir un convento. Así que viajó a Roma, a junto del Papa Pío IX, para presentar su proyecto. El papa aprobó el proyecto, y el 1 de octubre de 1873 fue fundado el instituto nuevo con el nombre “Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret”.
Regresó a Polonia. Buscó un lugar para abrir la nueva casa. También estuvo en Lourdes. Y regresó a Roma para abrir la “casa madre”.
El 1 de mayo de 1884, ella y sus compañeras, hicieron la profesión religiosa.
Fundó casas en Estados Unidos, acompañando a los emigrantes polacos; también en Londres y París.
Por medio de retiros, charlas, encuentros y otras actividades llevaron a cabo una gran labor evangelizadora con mujeres.
Su salud se fue quebrando. Reposó un tiempo con las benedictinas de Subiaco. Regresó a Roma, donde ya fallecería.