- San TIMOTEO, diácono y mártir. En Mauritania. (s. inc.).
- San POLIEUCTO, mártir. En Cesarea de Capadocia. (s. inc.).
- SANTOS MÁRTIRES de ALEJANDRÍA. En Egipto. En tiempo de Constancio, el obispo arriano Jorge ordenó matar o desterrarlo. (357).
- San PATERNO, obispo. En Vannes, Bretaña Menor. (460).
- San HOSPICIO, ermitaño. En Niza. Varón de admirable espíritu de penitencia, que predijo la llegada de los longobardos. (581).
- San MANCIO, mártir. En Évora. (s. VI).
- San TEOBALDO, obispo. En Vienne. Durante cuarenta y cuatro años honró aquella sede con su caridad y piedad. (1001).
- San HEMMING, obispo. En Turku, Finlandia. Inflamado de celo pastoral, restauró la disciplina con el inicio de un sínodo. Favoreció los estudios de los clérigos. Dio mayor decoro al culto divino y promovió la paz entre los pueblos. (1366).
- Beato JUAN MOPINOT, religioso y mártir. En Rochefort. Por ser religioso fue detenido y encerrado en una sórdida embarcación, donde murió enfermo de peste. (1794).
- San CARLOS EUGENIO de MAZENOD, obispo. En Marsella. Fundó los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, para evangelizar a los pobres, y durante veinticinco años ilustró infatigablemente a la Iglesia con sus virtudes, su labor, sus sermones y sus escritos. (1861).
- Beato MANUEL GÓMEZ GONZÁLEZ, presbítero. Brasil. Nació en Tuy. Se incardinaría en Braga, y tras la persecución religiosa se fue a Brasil. Allí sería maltratado y asesinado junto con el joven que lo acompañaba en la selva. (1924).
Hoy recordamos especialmente a SAN CRISTÓBAL MAGALLANES Y COMPAÑEROS
Cristóbal Magallanes Jara nació en 1869, en Totatiche, Jalisco (México), en el seno de una familia muy humilde. Trabajó en el campo hasta que cumplió 19 años para ingresar después al seminario de Guadalajara. Allí se distinguió por su honradez, piedad y dedicación. Fue ordenado sacerdote en 1899.
El P. Cristóbal se desempeñó como capellán y subdirector de la Escuela de Artes y Oficios de Guadalajara. Organizó centros catequéticos y escuelas en las rancherías, y construyó un orfanato. Fue nombrado párroco de Totatiche, su tierra natal, cargo que desempeñó por 17 años, hasta su muerte.
El 21 de mayo de 1927, San Cristóbal Magallanes se dirigía a celebrar una fiesta religiosa en honor a Santa Rita en uno de los ranchos de los alrededores, cuando se produjo una balacera entre cristeros y las fuerzas federales. El sacerdote fue arrestado y conducido a la prisión de Totatiche, donde fue encarcelado junto a su vicario, el P. Caloca.
Horas más tarde, los dos fueron trasladados al palacio municipal de Colotlán, Jalisco, y acusados de conspirar contra el gobierno. Como no había ninguna prueba de ello, se decidió que ambos sacerdotes fueran ejecutados simplemente por ser sacerdotes. Cuatro días después, el 25 de mayo, el P. Magallanes y el P. Caloca fueron sacados al patio para ser fusilados. El P. Cristóbal al ver a su compañero presa del miedo, le dijo: “Tranquilízate hijo, solo un momento y estaremos en el cielo”.
Después de darse la absolución el uno al otro, se colocaron de frente y cayeron abatidos por el fuego del pelotón de fusilamiento. El P. Caloca llegó a gritar: “Por Dios vivimos y por Él morimos”.