- San EUSTACIO, obispo. En Antioquía. El cual fue desterrado por su doctrina ortodoxa frente al arrianismo. Fue expulsado a Tracia. (338).
- San GERMÁN, abad. En Helvecia, Suiza. Al tratar de defender a unos vecinos del monasterio ante la agresión de unos salteadores, fue despojado de sus vestiduras y alanceado hasta morir, juntamente con el monje Randoaldo. (667).
- San PEDRO DAMIANI, cardenal y doctor. En Ostia. Promovió la vida monástica en el eremo de Fonte Avellana. Trabajó para que los monjes se dedicasen a la santidad de la contemplación, los clérigos a la integridad de vida, y para que el pueblo cristiano mantuviese la comunión con Roma. (1072).
- Beato TOMÁS PORTMORT, presbítero y mártir. En Londres. Arrestado por ser sacerdote y predicar la fe católica, huido, y vuelto a apresar, fue duramente torturado manteniéndose firme a la fe católica. Fue colgado. (1592).
- Beato NATAL PINOT. Presbítero y mártir. En Angers, Francia. Durante la Revolución Francesa, mientras se preparaba para celebrar Misa como párroco, fue detenido y, revestido con los ornamentos, a modo de burla, lo llevaron al patíbulo. (1794).
- Beata MARÍA ENRIQUETA DOMINICI, religiosa. Turín. Congregación de Hermanas de Santa Ana y de la Providencia. Gobernó sabiamente y engrandeció su Instituto durante treinta años. (1894).
Hoy recordamos especialmente a SAN ROBERTO SOUTHWELL
Nació en Horsham Saint Faith’s en Norfolk. Su madre era pariente de los Shelley de Sussex, de suerte que un lejano parentesco unía a Southwell con el gran poeta Shelley. Roberto estudió en Douai, donde fue discípulo del famoso teólogo Leonardo Lessio, y allí entró por primera vez en contacto con la Compañía de Jesús. Prosiguió sus estudios en París, bajo la dirección de Tomás Darbyshire, quien había sido archidiácono de Essex en tiempos de María Estuardo. Poco después de cumplir los dieciesiete años, Roberto pidió ser admitido en la Compañía de Jesús. La admisión le fue negada a causa de su juventud; esta contrariedad le movió a escribir el primero de sus poemas que ha llegado hasta nosotros. En el otoño de 1578 fue finalmente admitido en el noviciado de Roma. Más tarde, fue prefecto de estudios del Colegio Inglés y recibió la ordenación sacerdotal en 1584. Dos años después, partió a la misión de Inglaterra en compañía del P. Enrique Garnet.
La carrera de misionero activo del P. Southwell duró seis años. En 1587 era capellán de la condesa Ana de Arundel, en Londres, y esto le permitió entrar en contacto con san Felipe Howard, esposo de la condesa, que estaba prisionero en la Torre de Londres. A pesar de que tomaba todas las precauciones posibles para no darse a conocer, su fama se extendió pronto y su espíritu tranquilo y bondadoso impulsó eficazmente su trabajo apostólico. El santo se mantuvo alejado de todas las intrigas y controversias políticas y eclesiásticas, entregándose por completo a sus deberes sacerdotales. En 1592, denunciado por una joven de la casa en la que se había refugiado, fue detenido por el infame Topcliffe y encerrado en Uxenden Hall, la casa de su captor.
Con el fin de arrancarle denuncias sobre otros católicos, los verdugos sometieron al santo a terribles tormentos, por lo menos en nueve ocasiones, en la misma casa de Topcliffe. Este había dicho a la reina: «Southwell es el prisionero más útil que hayamos capturado, con tal de que sepamos aprovecharle». Después de casi tres años de prisión en Gatehouse y en la Torre de Londres, el santo apeló a Lord Cecil, exigiéndole que se procediera al juicio o se le dejase en libertad. La apelación surtió efecto, pues fue juzgado y condenado a muerte por el delito de ser sacerdote. El 21 de febrero de 1595 fue colgado, arrastrado y descuartizado en Tyburn; la tortura fue tan cruel, que los asistentes pidieron a gritos que el descuartizamiento no se llevara al cabo, sino después de la muerte. San Roberto no tenía más que treinta y tres años.