Hoy, 20 de agosto, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San SAMUEL, profeta.
  2. San MÁXIMO, monje. Tours. Discípulo de San Martín. Fue monje en Île-Barbe, y después fundó un monasterio a orillas del río Vigenne, donde murió con edad muy avanzada. (s. V).
  3. San FILIBERTO, abad. Isla de Hero. Educado en la corte de Dagoberto. Todavía adolescente se hizo monje. fundó y dirigió el cenobio de Jumièges, y después el de Hero. (852).
  4. San BERNARDO, abad y doctor. Langres, Francia. Habiendo ingresado con treinta compañeros en el nuevo monasterio del Císter, fue después fundador y primer abad del monasterio de Clairvaux, donde dirigió sabiamente a los monjes por el camino de los mandamientos. Recorrió Europa muchas veces para restablecer la paz y la unidad e iluminó a toda la Iglesia con sus escritos y sus sabias exhortaciones. (1153).
  5. Beato BERNARDO TOLOMEI, abad y fundador. Siena. Fundó la Congregación Olivetana, bajo la Regla de San Benito, que se aplicó con empeño a la observancia de la disciplina monástica y, durante una epidemia de peste, murió junto a los monjes de Siena, que había sido contagiados. (1348).
  6. Beatos LUIS FRANCISCO LE BRUN y GERVASIO BRUNERL, presbíteros y mártires. Rochefort. Benedictino, el primero; prior de la Trapa, el segundo. Murieron agotados por enfermedad. (1794).
  7. Santa MARÍA de MATTIAS, virgen y fundadora. Roma. Fundó la Congregación de Adoratrices de la Sangre de Cristo. (1866).
  8. Beato MATÍAS CARDONA MESEGUER, presbítero y mártir. Castellón. Escolapio. Martirizado durante la persecución religiosa en España. (1936).
  9. Beato LADISLAO MACZKOWSKI, presbítero y mártir. Dachau. Polaco. Deportado por los nazis. Murió entre crueles torturas. (1942).

Hoy recordamos especialmente a la Beata MARÍA CLIMENT MATEU

María Climent Mateu, de 49 años, laica de Xàtiva (Valencia), fue asesinada junto con su madre Julia Mateu el 20 de agosto de 1936 y beatificada en 2001 (su madre no ha sido beatificada). María era sobrina del vicario de la parroquia setabense de Santa Tecla, además de terciaria franciscana, María de los Sagrarios, miembro del Apostolado de la Oración y de la Adoración Nocturna, de la obra del Rosario Perpetuo, directiva de las Conferencias de San Vicente de Paul, del Apostolado Social de la Mujer, del Sindicato Católico Femenino “de la aguja”; llevaba la Caja Dotal de la Virgen de los Desamparados y su Mutualidad de Enfermas. Actuaba en los barrios obreros, donde los necesitados acudían a ella para que les resolviera no sólo sus agobios económicos, sino, dadas sus buenas relaciones, también sus trámites ante organismos y autoridades. Organizó una escuela nocturna femenina para la que buscó profesores, y donde ella misma daba clases. Al estallar la guerra le aconsejaron irse a Valencia, pero replicó: “Si es voluntad de Dios que me maten, por mucho que me esconda, me encontrarán, así que me quedo aquí”.

El 20 de agosto a las tres de la mañana los milicianos llegaban a su casa a detenerla. Su madre septuagenaria, Julia Mateu, se negó a dejarla ir sola: “Juntas hemos estado siempre. Yo te enseñé a amar a Dios y por eso te quieren matar. Donde tú vayas yo iré contigo”. Los milicianos insistieron en que se quedara, pero fue inútil, marchó con María. Iban rezando en voz alta. Les exigieron que se callasen, pero siguieron en sus oraciones, lo que exasperó aún más a sus verdugos. Comenzaron a golpearlas con crueldad. Intentaron que gritaran: “¡Viva el comunismo!”. A María le retorcieron el brazo hasta rompérselo, y a su madre le daban bofetadas. Ellas contestaban: “¡Viva Cristo Rey!”. Los milicianos no esperaron a llegar al cementerio, sino que decidieron acabar con ellas en el camino.