Hoy, 2 de noviembre, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San VICTORINO, obispo y mártir. Ptuj, Panonia. Redactó escritos para explicar los libros de la Sagrada Escritura y fue coronado con el martirio en la persecución de Diocleciano. (303).
  2. San JUSTO, mártir. Trieste. (IV).
  3. Santos ACINDINO, PEGASIO, AFTONIO, EPIDÍFORO, ANMEPODISTO y COMPAÑEROS, mártires. Persia. Padecieron durante el gobierno de Sapor II. (IV).
  4. Santos CARTERIO, ESTIRIACO, TOBÍAS, EUDOXIO, AGAPIO y COMPAÑEROS, mártires. Sebaste, Armenia. Siendo soldados, en tiempos de Licinio, fueron arrojados a las llamas por permanecer fieles a Cristo. (320).
  5. San DOMNINO, obispo. Vienne. Redimió cautivos. (538).
  6. San MARCIANO, eremita. Calcedonia. Nació en Cirro. Se retiró a la actual Turquía viviendo en una estrechísima caseta. Sólo se alimentaba de una módica cantidad de pan y agua. (IV).
  7. San AMBROSIO, abad. Helvecia. Primeramente, fue padre del monasterio de la isla Bárbara, cerca de Lyon; y luego trasladado a Agauno por su ejemplar vida religiosa, donde estableció la práctica de la alabanza perpetua. (520).
  8. Santa WINEFRIDA, virgen. Cambria, Inglaterra. Monja eximia. (VII).
  9. San JORGE, obispo. Viennes. (670).
  10. San MALAQUÍAS, obispo. Borgoña. Obispo de Down y Connor, en Irlanda, donde había restaurado la vida de la Iglesia, y que, de camino a Roma, en el monasterio de Clarivaux, en presencia de San Bernardo, entregó su espíritu a Dios. (1148).
  11. Beata MARGARITA de LORENA, religiosa. Normandía. Era duquesa de Alençon. Al enviudar, abrazó la vida religiosa en un monasterio de Clarisas, que ella misma había edificado. (1521).
  12. Beato JUAN BODEY, mártir. Hampshire, Inglaterra. Siendo maestro de escuela, por no aceptar la autoridad de Isabel I, fue ahorcado y descuartizado. (1583).

Hoy recordamos especialmente al Beato PÍO de SAN LUIS CAMPIDELLI

Es el tercero de cinco hijos; nace en Romagna, en Trebbio de Poggio Berni, el 29 de abril de 1869 con el nombre de Luis, llamado después familiarmente Luisito. El bautismo lo recibe el mismo día en que ha venido a la luz. Los padres José Campidelli y Filomena Belpani son campesinos. Es una familia tranquila dedicada al trabajo de los campos, temerosa de Dios. Con ellos vive también el tío Miguel, llamado “Bertoldo”, al cual de vez en cuando dice alguna blasfemia. Luisito siente escalofríos y reza por él; también en el convento rezará muchas veces por el “tío Bertoldo” y el Señor le dará la alegría de saber que el tío no blasfema más.
Participa en las fiestas de la cosecha; va con la familia a misa el domingo y habla con la mamá de la predicación que apenas han escuchado. A los 5 años recibe la confirmación y a los 10 la primera comunión. Es un muchacho como los otros, pero muy bueno. Ora mucho, por todos, por el abuelo muerto cuando él tenía seis años. Va a misa todos los días, haciendo cinco kilómetros a pie; tornado a casa da catecismo a los compañeros. Alguno lo critica juzgándolo demasiado mojigato, la mayoría lo aprecia e lo tiene en grande estima. Sobre todo, la mamá se ocupa de estas buenas inclinaciones, lo sostiene y pide consejo al hermano sacerdote Don Felipe. Se muestran contentos y observan.

Mientras tanto llegan al pueblo para dar misiones los pasionistas del vecino Santuario de la Virgen de Casale en S. Arcángel. Luisito tiene 10 años, va a escuchar junto con la mamá y queda atraído. Una voz interior le dice que debe hacerse pasionista y el acepta con alegría. Confía su deseo al padre superior, pero desgraciadamente su solicitud no puede ser aceptada antes de los 14 años.
El dos de mayo de 1882 parte para el convento; el mismo mes viste el hábito religioso. Solo seis meses estará lejos de su tierra como novicio en San Eutizio de Soriano en la cumbre. Regresará después a Casale por los estudios iniciales y teológicos en preparación al sacerdocio. Es un novicio y un estudiante modelo, se hace apreciar por su profundo recogimiento, su modestia, la obediencia, la compostura exterior e interior. Es muy devoto de la Virgen.
Desgraciadamente, para él que es constitución débil, en 1888, aparecen los primeros síntomas de la tuberculosis, que lo llevará a la muerte. Es la enfermedad de muchos jóvenes santos. Pío acepta morir con dócil obediencia a la volunta de Dios, “ofreciendo la propia vida por la Iglesia, por el Papa, por la Congregación, por los pecadores, por su querida Romagna”
Saluda a la mamá que va a encontrarlo con estas simples palabras: “¡Ánimo mamá, nos encontraremos en el paraíso!” Muere en un éxtasis de amor el 2 de noviembre de 1889 a los 21 años y medio.