San TROADIO, mártir. En Ponto, Turquía. Durante la persecución de Decio. (250).
- San CEADA, obispo. En Lichfield, Inglaterra. Desempeñó su cargo en momentos difíciles en las provincias de Mercia, Lindisfarne y centro de Inglaterra, ejerciendo el ministerio con gran perfección de vida. (672).
- San LUCAS CASALE de NICOSIA, monje. en Sicilia. Célebre por su humildad y otras virtudes. (s. IX).
- Beato CARLOS BONO, mártir. En Brujas, Flandes. Siendo príncipe de Dinamarca y después conde de Flandes, se mostró paladín de la justicia y defensor de los pobres, hasta que fue asesinado por unos soldados a los que insistía a una paz que ellos rechazaban. (1127).
- Santa INÉS, abadesa. En Praga. Hija del Rey Ottokar, que, tras haber renunciado a nupcias reales, y deseosa de desposarse con Jesucristo, abrazó la Regla de Santa Clara en el monasterio edificado por ella misma, donde quiso observar la pobreza conforme a la Regla. (1282).
Hoy recordamos a SANTA ÁNGELA de la CRUZ
Nació en Sevilla en 1846. Su familia era obrera de profundos sentimientos cristianos, en los que ella fue educada.
A los 13 años, sus padres la colocaron en un taller de zapatería de señoras. Para ser ayudada en su formación cristiana y en su vida de piedad, cuando tenía 16 años tomó padre espiritual a un santo sacerdote, el canónigo de la catedral D. José Torres Padilla, que la ayudó con sabiduría y prudencia. En este tiempo despertó en ella la vocación religiosa.
Deseosa de servir a los enfermos y los pobres, en 1869 ingresó en el noviciado de las Hijas de la Caridad. Una inesperada enfermedad en el estómago, que no remitía pese a los cuidados, hizo que volviera a su casa.
Otra vez aconsejada por el P. Torres, en 1871 hizo privadamente los votos de pobreza, castidad y obediencia. En su interior se iba perfilando la idea de fundar una nueva congregación religiosa, de espíritu franciscano, que, viviendo en suma austeridad y pobreza, atendiera a los pobres y marginados, muy numerosos entonces en Sevilla.
Su director acogió la idea y la Compañía de Hermanas de la Cruz quedó fundada en 1875.
El Señor bendijo la obra y acudieron numerosas vocaciones, y Sor Ángela de la Cruz pudo formar numerosas hermanas en su mismo espíritu, lo que dejaba asegurada la continuidad de la obra. Las Hermanas de la Cruz consuelan y alivian a los pobres y enfermos, a los que visitan y socorren, y dan testimonio y ejemplo eximio de la caridad del Evangelio.
Visten un tosco hábito franciscano, duermen en una cama de tablas, comen frugalmente, y llevan altísima vida de oración.
Murió en Sevilla en 1932 plena de santidad.