Hoy, 2 de agosto, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San RUTILIO, mártir. África Proconsular. Durante largo tiempo escapó de la persecución huyendo de un lugar a otro y, a veces, salvándose del peligro con soborno, pero, arrestado de improviso y presentado a las autoridades fue torturado con grandes suplicios y arrojado al fuego. (212).
  2. San ESTEBAN I, papa. Roma. El cual, para afirmar que la unión bautismal de los cristianos con Cristo se cumplía una sola vez para siempre, prohibió que los herejes que quisieran volver a la plena comunión con la Iglesia fueran de nuevo bautizados. (257).
  3. Santa CENTOLA, mártir. Burgos. (s. inc.).
  4. San MÁXIMO, obispo. Padua. Sucesor de San Prosdócimo. (s. IV).
  5. San EUSEBIO, obispo. Vercelli. Consolidó a la Iglesia en toda la región subalpina. Por defender el Concilio de Nicea fue desterrado por el emperador Constancio, primero a Escitópolis y, después, en Capadocia y Tebaida. Vuelto a su sede después de ocho años de exilio, se esforzó con empeño y valentía para restablecer la fe frente a la herejía arriana. (371).
  6. San SERENO, obispo. Marsella. Acogió con hospitalidad a San Agustín y a sus compañeros enviados por el papa San Gregorio Magno a evangelizar Inglaterra y, mientras se dirigía a Roma, descansó piadosamente en el Señor. (601).
  7. San PEDRO, obispo. Osma, Palencia. Primero monje, después archidiácono de la Iglesia de Toledo, finalmente fue elevado a la sede de Osma, recién liberada de la dominación mahometana, la cual reorganizó con vivo celo pastoral. (1109).
  8. Beata JUANA de AZA, madre de familia. Caleruega. Madre de Santo Domingo de Guzmán. Llena de fe, hizo grandes obras de misericordia en favor de los pobres y necesitados. (s. XIII).
  9. San PEDRO JULIÁN EYMARD, presbítero. Grenoble. Fue primeramente sacerdote diocesano y después miembro de la Compañía de María. Adorador eximio del misterio eucarístico, instituyó dos nuevas congregaciones, una de clérigos y otra de mujeres, para fomentar y difundir la piedad hacia el Santísimo Sacramento. Murió en la aldea en la que había nacido. (1868).
  10. Beatos FELIPE de JESÚS MUNÁRRIZ AZCONA, JUAN DÍAZ NOSTI y LEONCIO PÉREZ RAMOS, presbíteros y mártires. Barbastro. Claretianos. Precediendo a otros muchos compañeros, en el furor de la persecución contra la Iglesia fueron fusilados por milicianos. (1936).
  11. Beato CEFERINO JIMÉNEZ MALLA, “PELE”, mártir. Barbastro. De raza gitana, dedicado a promover la paz y la concordia entre su pueblo y los vecinos, el cual, en la mencionada persecución, al salir en defensa de un sacerdote que, arrastrado por las calles por los milicianos, fue detenido y, llevado al cementerio, fue fusilado mientras sostenía el rosario entre sus manos. (1936).
  12. Beato FRANCISCO CALVO BURILLO, presbítero y mártir. Teruel. Dominico. Martirizado durante la persecución religiosa en España. (1936).

Hoy recordamos especialmente al Beato FRANCISCO TOMÁS SERER

Francisco Tomás nació el 11 de octubre de 1911 en Alcalalí, en la provincia de Alicante, donde al día siguiente de nacer recibió el bautismo en la iglesia parroquial de la Natividad. Con 12 años, sus padres lo levaron a la casa seráfica de Godella (Valencia), donde estudió latín y humanidades e hizo su noviciado. El 15 de septiembre de 1928 emitió sus primeros votos religiosos y el 20 de diciembre de 1933 los perpetuos. El 24 de mayo de 1934 fue ordenado sacerdote.

Durante el verano de 1935 realizó un viaje de estudios por Francia y Bélgica para dar solidez científica a los métodos pedagógicos de la Congregación, a la vez que iniciaba la carrera de medicina en la Universidad Central de Madrid.

Durante la persecución religiosa de 1936 halló cobijo en la calle Alcalá, 66 de la capital de España. Allí esperó a que llegase al refugio su superior, el padre Bienvenido Mª de Dos Hermanas. Ante la tardanza, y arriesgando su vida, volvió sobre sus pasos en su búsqueda. Al amanecer del día siguiente, 3 de agosto, apareció su cadáver junto a las tapias del Reformatorio del Príncipe de Asturias, en Madrid.

De carácter dulce y extremamente amable y de personalidad muy prudente, hablaba muy poco y siempre con acierto, además de ser un religioso muy inteligente y el benjamín de los mártires de la Familia Amigoniana.