Hoy, 19 de septiembre, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San JENARO, obispo y mártir. Nápoles. (s. IV).
  2. San TRÓFIMO, mártir. Frigia. (s. inc.).
  3. Santos PELEO y NILO, obispos, ELÍAS, presbítero, y PATERMUCIO; mártires. Palestina. Los primeros al frente de sedes en Egipto. Todos ellos fueron quemados junto con otros muchos clérigos durante la persecución de Diocleciano. (310).
  4. San EUSTOQUIO, obispo. Tours. Procedente del gremio senatorial, cual varón santo y religioso, sucedió a San Bricio en la sede. (s. VI).
  5. San SECUANO, presbítero y abad. Langres. (s. VI).
  6. San MARIANO, eremita. Bourges. Solo se alimentaba de manzanas agrestes y a veces de miel, si la encontraba. (s. VI).
  7. San GOERICO, obispo. Metz. Sucesor de San Arnulfo, a quien trasladó con veneración a esta ciudad. (642).
  8. Santa POMPOSA, virgen y mártir. Córdoba. La cual, durante la persecución sarracena, sabedora del martirio de Santa Columba, salió a escondidas del monasterio de Peñamelera y confesó a Cristo ante el juez, por lo cual fue decapitada inmediatamente ante las puertas de palacio. (853).
  9. San LANTBERTO, obispo. Frisinga. (957).
  10. San CIRÍACO, abad. Calabria. (1030).
  11. San ARNULFO, obispo. Gap, Provenza. Sufrió mucho para restaurar la vida de la Iglesia. (1075).
  12. Santa MARÍA CERVELLÓ, virgen. Barcelona. Mercedaria. Llamada popularmente “María del Socorro” por la ayuda a sus devotos. (1290).
  13. San CARLOS HYON SONG-MUN, mártir. Seúl. Siendo catequista hizo largas y difíciles gestiones para facilitar la llegada de misioneros a su país, y finalmente, encarcelado junto con otros cristianos, nunca dejó de exhortar a los compañeros hasta que murió decapitado. (1846).
  14. Santa MARÍA GUILLERMA EMILIA de RODAT, virgen. Rodez, Francia. Fundadora de la Congregación de la Sagrada Familia, dedicadas a la educación de niñas y a ayudar a los necesitados. (1852).
  15. Beato JACINTO HOYUELOS GONZÁLEZ, religioso y mártir. Ciempozuelos, Madrid. Hospitalario. Muerto por odio a la fe. (1936).
  16. Beata FRANCISCA CUALLADÓ BAIXAULI, virgen y mártir. Valencia. Muerto por su fe en Cristo. (1936).
  17. Beatas MARÍA de JESÚS de la IGLESIA y de VARON, MARÍA DOLORES y su hermana CONSUELO AGUIAR-MELLA y DÍAS, vírgenes y mártires. Madrid. Del Instituto de Hijas de María Religiosas de las Escuelas Pías. Muertas por odio a Cristo. (1936).

Hoy recordamos especialmente a SAN ALONSO de OROZCO

Alonso nació en 1500 en Oropesa, Toledo, donde su padre era gobernador del castillo local.

Hizo sus primeros estudios en Talavera y fue niño cantor en la catedral de Toledo, con lo que adquirió buena formación musical.

A los 14 años lo enviaron a estudiar a la universidad de Salamanca.

En 1520, escuchando la predicación del santo agustino Tomás de Villanueva, se sintió atraído por la vida religiosa, y poco después pidió el ingreso en la Orden de San Agustín, en la que profesó en 1523.

En 1527 recibió la ordenación de presbítero.

En el ejercicio de su ministerio, sobresalió como predicador y confesor.

En la Orden, ocupó diversos cargos, ejercidos con gran acierto y comprensión.

Quiso ser misionero, y en 1549 embarcó hacia México, pero al llegar a las Canarias padeció problemas de salud, y los médicos le aconsejaron que no continuase.

En 1554, siendo prior del convento de Valladolid, el emperador Carlos V lo nombró predicador de la Corte, que residía en esa ciudad.

Cuando se trasladó la Corte a Madrid, también se fue allí San Alonso.

Allí también será apreciado por Felipe II.

San Alonso mantuvo la austeridad, y conseguía de los reyes muchas ayudas para los pobres.

Renunciando a sus privilegios que le podían haber procurado cargos elevados, vivió siempre como un fraile más, acudiendo a sus obligaciones comunitarias, practicando asiduamente la oración y el estudio y preparando debidamente sus predicaciones.

Gozó de gran popularidad tanto ente las altas esferas cuanto en las clases sencillas.

Escribiría grandes tratados sobre la vida espiritual, y otros escritos sobre la historia y la vida de la Orden.

En 1591 enfermó. El rey Felipe II y el arzobispo de Toledo acudieron a visitarlo. Murió santamente en Madrid en ese mismo año, conmoviendo profundamente a la ciudad y mucha gente acudió a la capilla a despedirlo.