- San JOEL, profeta.
- Santos PTOLOMEO, LUCIO Y otro COMPAÑERO, mártires. Roma. Siendo cristianos honestos, por haber reprendido las costumbres licenciosas y la injusticia en las sentencias, fueron condenados a muerte. (160).
- San ASTERIO, mártir. Lacio. (s. III).
- Santos SABINIANO Y POTENCIANO, presbíteros y mártires. Sens, Galia Lugdunense. Los primeros pastores de esa ciudad. (s. IV).
- San VARO, soldado y mártir. Egipto. Bajo el imperio de Maximiano, al visitar y ayudar a seis santos eremitas encarcelados, sabiendo que un séptimo había muerto en el desierto, se oreció a ocupar su lugar, y junto a ellos, después de varios y crueles tormentos, fueron muertos. (307).
- San GRATO, obispo. Oléron. En tiempo de Alarico, rey arriano de los godos, participó en el Concilio de Agde, para restaurar la Iglesia en la Galia. (506).
- San ETBINO, monje. Bretaña Menor. Llevó una vida solitaria. (s. VI).
- San VERANO, obispo. Provenza. Gozada de gran autoridad, sobre todo por la curación de enfermos. (690).
- Santa FRIDESWIDA, virgen. Oxford. Siendo de estirpe regia, fue elegida abadesa de un monasterio doble de monjes y monjas. (1257).
- San PEDRO de ALCÁNTARA, presbítero. Arenas, Ávila. Franciscano. Vida penitente y austera, reformó la disciplina regular en los conventos de la Orden. Fue consejero de Santa Teresa de Jesús en su obra reformadora del Carmelo. (1562).
- Beato TOMÁS HÉLYE, presbítero. Cherbourg. Pasaba los días en el ejercicio de su ministerio y dedicaba las noches a la oración y a la penitencia. (1595).
- San FELIPE HOWARD, mártir. Londres. Siendo conde Arunbel, y padre de familia, perdió gracia ante Isabel I por haber abrazado la fe, a causa de lo cual fue encarcelado y llevó una vida de oración y penitencia, en la pobreza y en las pruebas, hasta el martirio. (1633).
- Santos LUCAS ALONSO GORDO, presbítero, y MATEO KOHIOYE, religioso; mártires. Nagasaki. Dominicos. El primero trabajó antes en las Filipinas y pasó después al Japón, donde fue ardiente ministro del Evangelio durante diez años, y el segundo, de 18 años de edad, fue su compañero en propagar y testimoniar la fe. (1634).
- Beata INÉS de JESÚS GALAND, virgen. Langeac. Dominica. Siendo priora de su monasterio, se distinguió por su ardiente amor hacia Jesucristo y su preocupación por el bien de la Iglesia, ofreciendo continuas oraciones y penitencias por sus pastores. (1634).
- Santos JUAN de BRÁBEUF e ISAAC JOGUES, presbíteros, y COMPAÑEROS, mártires. Canadá. Jesuitas. Son venerados conjuntamente sus santos compañeros que, en la región canadiense, en días distintos, después de muchas fatigas en la misión del pueblo de los hurones para anunciar el Evangelio, terminaron mártires. (1649).
Hoy recordamos especialmente a San PABLO de la CRUZ
Pablo Francisco Danei nació en Ovada (Liguria, Italia) en 1694. Es el fundador de los Clérigos descalzos de la Santa Cruz y de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Un título tan largo fue inmediatamente reducido por los cristianos al nombre de «pasionistas» en el que está compendiado el carácter y la esencia de la nueva Congregación, cuyos miembros viven, meditan y predican la Pasión de nuestro Señor. Pablo Francisco Danei a la edad de 19 años escuchó una predicación sobre la pasión de Cristo y decidió ponerse al servicio de Cristo. Para ello pensó que lo que debía hacer inmediatamente era enrolarse como voluntario en el ejército que los venecianos estaban alistando para una expedición contra los turcos, pero dicha cruzada tenía como finalidad intereses materiales.
Su verdadera vocación maduró dedicándose a la oración y a duras penitencias. Alma eminentemente contemplativa, pasaba hasta siete horas consecutivas en profunda meditación. A los 26 años recibió del obispo de Alessandria, Gattinara, el hábito negro del penitente con los signos de la Pasión de Cristo: un corazón con una cruz encima, con tres clavos y el monograma de Cristo. Convenció al hermano Juan Bautista a que se uniera a él y ambos se retiraron a un yermo sobre el monte Argentario, cerca de Orbetello. Allí llevaron una vida eremítica, en duras penitencias corporales. El domingo dejaban su retiro y bajaban a los pueblos cercanos a predicar la Pasión de Cristo.
Su predicación apasionada y dramática (a menudo se flagelaban en público para hacer más viva la imagen de Cristo sufriente) conmovía a las muchedumbres y convertía aun a los más duros. Sus misiones, distinguidas por una cruz de madera, obtuvieron resultados sorprendentes. El Papa Benedicto XIII les concedió el permiso de convertir en Congregación su asociación, y ordenó de sacerdotes a los dos hermanos. La Regla que escribió al principio San Pablo de la Cruz era muy rígida. Pablo, que gozaba de la estimación de obispos y Papas (sobre todo Clemente XIV, que se enumeraba entre sus hijos espirituales), tuvo que mitigar bastante la primitiva Regla de los pasionistas para tener la definitiva aprobación eclesiástica.
A la Congregación masculina muy pronto se añadió la Congregación femenina. Pablo murió a la edad de 81 años, el 18 de octubre de 1775, en el convento romano anexo a la iglesia de los Santos Juan y Pablo, sobre el monte Celio.