- San OCEÁNO, mártir. Nicomdia. (s. inc.).
- Santa ARIADNA, mártir. Frigia. (s. inc.).
- San FERRÉOLO, mártir. Galia Vienense. A pesar de su cargo, rehusó detener cristianos por lo cual fue apresado y cruelmente azotado y encarcelado. Evadido y capturado de nuevo, finalmente fue decapitado. (s. III).
- San EUSTORGIO, obispo. Milán. Elogiado por San Atanasio por confesar la fe ante los arrianos. (355).
- San FERRÉOLO, obispo. Limoges. Libró de un eminente peligro a un refrendario del rey Childeberto, a quien quería matar el populacho. (s. VI).
- San EUMENIO, obispo. Gortina. (s. VII).
- Santa RICARDA, reina. Baja Lotaringia. Siendo reina despreció el poder terreno para servir a Dios en el monasterio fundado por ella misma. (895).
- Santo DOMINGO TRACH, presbítero y mártir. Tonkín. Dominico. Decapitado en tiempo de Minh Mang por no querer pisar la cruz. (1840).
- Beatos DAVID OKELO y GILDO IRWA, catequistas y mártires. Kalongi, Uganda. Se ofrecieron para anunciar el Evangelio al pueblo, pero fueron detenidos y alanceados hasta la muerte. (1918).
- Beato CARLOS ERAÑA GURUCETA, religioso y mártir. Ciudad Real. Marianista. Detenido por milicianos, fue fusilado sin juicio por odio a la fe. (1936).
- Beatos FERNANDO GARCÍA SENDRA y JOSÉ GARCÍA MAS, presbíteros y mártires. Valencia. Martirizados por odio a la fe cristiana. (1936).
- Beatos AMBROSIO CHULIÁ FERRANDIS y VALENTÍN JAUNSARÁS GÓMEZ, presbíteros, y FRANCISCO LERMA MARTÍNEZ, RICARDO LÓPEZ MORA y MODESTO GAY ZARZO, religiosos; mártires. Valencia. Estos últimos terciarios capuchinos. Muertos por odio a la fe. (1936).
- Beato JOSÉ KUT, presbítero y mártir. Dachau. Nacido en Polonia. Llevado a ese campo de exterminio murió en medio de crueles tormentos. (1942).
Hoy recordamos especialmente a SAN JOSÉ de CUPERTINO
Nació en Cupertino, Lecce, Italia, en una familia humilde y muy cristiana. Trabajó y estudió algo, pero no tenía buena salud.
Pronto reconoció en él vocación a la vida religiosa, y se dirigió a los Hermanos Menores Conventuales, que no lo aceptaron por su escasa formación escolar.
Llamó después a las puertas de los Hermanos Menores Reformados, de los que recibió la misma respuesta, y finalmente, en 1620, fue admitido en el convento de Martina franca de Taranto, donde tomó el hábito y recibió el nombre de Esteban de Cupertino. Pero no pudo ni siquiera concluir el noviciado.
Siempre en el ámbito franciscano, logró entrar como terciario en el convento de la Grotella de los Hermanos Menores Conventuales y, viendo su buena voluntad lo tomaron para el noviciado, donde tomó el nombre de José de Cupertino.
En 1628 fue ordenado presbítero.
Muy dado a la vida de oración, fue agraciado con evidentes favores místicos, como los éxtasis y la levitación, que le fueron labrando fama de santo. Pero en el año 1638 fue juzgado y condenado por el Santo Oficio de Nápoles, y, aunque absuelto en Roma, le prohibieron volver a su convento y dejarse ver por los fieles.
Fue enviado a Asís, donde continuó experimentando las mismas gracias místicas y siguió atrayendo a los frailes e incluso a personas significadas.
En 1653 lo trasladaron al convento capuchino de San Lázaro Pietrarubbia, donde debía ser custodiado casi como un prisionero.
Continuaban los fenómenos místicos y la atracción que suscitaban, por lo que todavía lo aislaron más en una celda apartada.
El papa Alejandro VII permitió en 1656 que regresase a la comunidad en el convento capuchino de San Francisco de Osimo. Aquí murió en 1663.