- San AGAPITO, mártir. Palestrina. (s. inc.).
- SANTOS MÁRTIRES de la “MASA CÁNDIDA”. Túnez. Numerosísimos, aceptaron la muerte con gran fortaleza por permanecer fieles a Cristo. (s. IV).
- San LÉON, mártir. Myra, Licia. (s. IV).
- Santa ELENA, emperatriz. Roma. Madre el emperador Constantino. Entregada con empeño a ayudar a los pobres, acudía con piedad a la iglesia mezclada con los fieles. Peregrinó a Jerusalén para descubrir los lugares del nacimiento de Cristo. Honró el pesebre y la Cruz del Señor construyendo basílicas. (329).
- San FERMÍN, obispo. Metz, Galia belga. (s. IV).
- San EONIO, obispo. Arlés, Provenza. Defendió a su iglesia de la herejía pelagiana y recomendó a su pueblo como sucesor suyo a San Cesáreo, que él mismo había ordenado presbítero. (502).
- San MACARIO, abad y mártir. Bitinia. Al frente del monasterio de Pelecete. En tiempo de León V sufrió muchas pruebas por la defensa de las sagradas imágenes. Falleció en el destierro. (850).
- Beato LEONARDO, abad. Campania. Hombre de paz. (1255).
- Beato REINALO de CONCOREZZO, obispo. Rávena. Insigne por su celo, prudencia y caridad. (1321).
- Beata PAULA MONTALDI, virgen. Mantua. Abadesa clarisa. Se distinguió por su devoción a la Pasión y por su constante oración y austeridad. (1514).
- Beato ANTONIO BANASSAT, presbítero y mártir. Rochefort. Era párroco. En el furor de la Revolución Francesa fue detenido y encarcelado. Murió de hambre. (1794).
- Beato FRANCISCO ARIAS MARTÍN, presbítero y mártir. Valdemoro. Hospitalario. Martirizado durante la persecución religiosa en España. (1936).
- Beatos JAIME FALGUERONA VILANOVA y ANASTASIO BIDAURRETA LABRA, religiosos y mártires. Barbastro. Claretianos. Martirizados con odio. (1936).
- Beato MARTÍN MARTÍNEZ PASCUAL, presbítero y mártir. Alcañiz. Operario diocesano. Martirizado durante la persecución religiosa. (1936).
- Beato VICENTE MARÍA IZQUIERDO ALCÓN, presbítero y mártir. Valencia. Martirizado con odio durante la persecución religiosa. (1936).
Hoy recordamos especialmente a SAN ALBERTO HURTADO
Nació en Viña del Mar, Chile, en 1901.
Huérfano de padre desde muy niño y sin bienes de fortuna, lo acogieron y criaron unos parientes.
Fue educado en los jesuitas, y participó en las actividades de la Congregación Mariana.
Concluida su carrera de abogado, ingresó en la Compañía de Jesús, en la que profesó, y, después de hacer los estudios eclesiásticos en España y Bélgica, en 1933 recibió la ordenación presbiteral.
De regreso a Chile, lo destinaron a dar clases y a predicar ejercicios espirituales, y se le confió la dirección de la Congregación Mariana.
Atento a los más carentes de recursos, comenzó a realizar obras sociales a favor de los pobres y fundó el “Hogar de Cristo” para recoger a las personas sin techo, primero jóvenes y luego adultos.
A la vez, publicó obras con la Doctrina Social de la Iglesia.
Mientras los “Hogares” se multiplicaban fue nombrado asistente nacional de la Acción Católica.
Impulsó el sindicalismo cristiano y editó la revista “Mensaje”.
Un tumor maligno puso fin a su vida en 1952, en Santiago de Chile.