- Santos HERMÓGENES y ELPIDIO, mártires. En Armenia. (s. inc).
- San PUSICIO, mártir. En Persia. Oficial del rey Sapor II, que, por haber confortado al vacilante presbítero Ananías, fue herido en el cuello y muerto. (341).
- San EUSEBIO, obispo. Las Marcas, Italia. Acompañó al papa San Juan I en el viaje a Constantinopla impuesto por el rey Teodorico, y al regresar le siguió también a la prisión en la fueron encerrados. (526).
- San MOLASIO, abad. En Leighlin, Irlanda. Difundió pacíficamente en la isla el rito romano de la celebración pascual. (638).
- San URSMARO, obispo y abad. En Hainaut, Bélgica. Propagó la Regla de San Benito y atrajo al pueblo a la fe cristiana. (713).
- Santa ANTUSA, virgen. En Constantinopla. Siendo hija del emperador Constantino Coprónimo, se dedicó con gran ánimo a ayudar a los pobres, a redimir a esclavos, a reparar iglesias y a edificar monasterio, y recibió el hábito monacal de manos del obispo San Tarasio. (s. VIII).
- Santa ATANASIA, viuda. En la isla de Egina, Grecia. Vivió en soledad, y después fue también priora, destacando por sus virtudes y observancia monástica. (s. IX).
- San JUAN ISAURO, monje. en la isla de Egina. Discípulo de San Gregorio Decapolita y en tiempo del emperador León el Armenio luchó en defensa de las santas imágenes. (842).
- San PERFECTO, presbítero y mártir. En Córdoba. Fue encarcelado y después degollado por los sarracenos, por haber combatido la doctrina de Mahoma y confesado con firmeza su fe en Cristo. (850).
- Beato IDESBALDO, abad. En Brujas. Después de perder a su esposa, sirvió durante treinta años en la corte de los condes de Flandes y, ya en edad madura, ingresó en el monasterio de Dune, el que fue tercer abad durante doce años. (1167).
- San GALDINO, obispo. En Milán. Trabajó por la restauración de la ciudad destruida por la guerra. (1176).
- Beato ANDRÉS, presbítero. En los Abruzzos. Ermitaño de San Agustín. Predicó por Francia e Italia. (1479).
- Beato ANDRÉS HIBERNÓN, religioso. En Gandía. Franciscano. De joven fue expoliado por unos ladrones y después cultivó la pobreza admirablemente. (1602).
- Beato JOSÉ MOREAU, presbítero y mártir. Angers. Guillotinado un Viernes Santo por los que odiaban la fe. (1794).
- Beata SABINA PETRILLI, virgen. En Siena. Fundó la Congregación de Hermanas de Santa Catalina, para ayuda a las jóvenes desamparadas y pobres. (1923).
- Beato ROMÁN ARCHUTOWSKI, presbítero y mártir. En Lublín, Polonia. Encarcelado por los nazis. Fue torturado y murió de hambre y enfermedad. (1943).
Hoy celebramos especialmente a la BEATA MARÍA de la ENCARNACIÓN AVRILLOT
Nació en París el 1 de febrero de 1566. Sus padres, nobles, se llamaron Nicolás y María.
Desde muy niña fue encomendada como interna a las Hermanas Menores de la Humildad de Longchamp para que recibiera una digna educación.
Estimulada por el amor divino que ardía en su corazón, pronto concibió un entrañable ted¡o a todas las cosas de la tierra.
Su madre juzgó que su hija mudaría de actitud obligándola a alternar en el mundo con lo más granado de la sociedad, pero, viéndola cada día más retraída, mudó de proceder tratándola con rigores y aspereza.
Frustrados sus anhelos de vida religiosa, tuvo que acceder al deseo de sus padres tomando por esposo a Pedro Acarie, señor rico, noble y cristiano con el que tuvo siete hijos.
Se dedicó por entero a la educación de sus hijos y a ayudar a toda clase de necesitados.
Fue muy apreciada por los hombres y mujeres más insignes de su tiempo.
En 1601, leyendo las obras de Santa Teresa, se sintió inspirada para introducir en Francia la reforma de esta gran carmelita y así inició su fundación y consiguió la autorización real y la bula pontificia para construir el primer monasterio.
Después de muchas dificultades, llegaron por fin de España seis carmelitas descalzas y entre éstas la sierva de Dios Ana de Jesús y la Beata Ana de San Bartolomé, iniciando en París la vida regular.
Seguidamente cooperó nuestra beata en la fundación de Pontoise de Digione y de Amiens en el que vio con alegría ingresar a tres de sus hijas. Por todos es considerada como la «Madre y fundadora del Carmelo Teresiano en Francia».
Fallecido su esposo en 1613, vio por fin llegado el momento de poder realizar sus anhelos de vida religiosa ingresando ella también como hermana conversa y eligiendo para esto el convento más lejano y más pobre que era el de Amiens donde vistió el hábito el 7 de abril de 1614.
Por su delicado estado de salud, el 7 de diciembre 1616 fue enviada al Carmelo de Pontoise, donde, confortada por el viático y por éxtasis y visiones celestiales, entregó su alma al Señor el 18 de abril de 1618.
El papa Pío VI la beatificó el 5 de junio de 1791.