Hoy, 17 de marzo, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. MUCHOS SANTOS MÁRTIRES, en Alejandría de Egipto. En tiempo del Emperador Teodosio. Al crecer el número de cristianos, fueron apresados por los adoradores de Serapis y cruelmente sacrificados. (392).
  2. San PATRICIO, obispo. De joven fue llevado cautivo desde Gran Bretaña a Irlanda, y tras recuperar la libertad quso ser contado entre los clérigos y regresar a la misma isla, donde, elegido para el obispado, anunció con ardor el Evangelio y organizó con firmeza la Iglesia. (461).
  3. San AGRÍCOLA, obispo. En Châlons, Francia. Durante casi cincuenta años rigió su diócesis. (580).
  4. Santa GERTRUDIS, abadesa. En Brabante. Nacida de preclara estirpe, recibió de San Amadeo el sagrado velo de las vírgenes, presidió el monasterio construido por su madre y, asidua a la lectura de las Sagradas Escrituras, consumó su vida con la austeridad de vigilias y ayunos. (659).
  5. San PABLO, monje. En Chipre. Quemado vivo por defender el culto a las imágenes. (770).
  6. Beato CONRADO, eremita. En Apulia. En Palestina llevó vida de ermitaño en una mísera cueva hasta la muerte. (1154).
  7. San JUAN SARKANDER, presbítero y mártir. En Moravia, Chequia. Siendo párroco de Holesov, por negarse a revelar el secreto de confesión fue sometido al suplicio de la rueda y, encerrado en una cárcel todavía con vida, falleció apena un mes más tarde. (1620).
  8. San GABRIEL LALEMANT, presbítero y mártir. En Canadá. Jesuita. Con celo ardiente difundió la gloria de Dios en el mismo idioma de los pueblos de aquel lugar, antes de ser muerto entre torturas por los idólatras. (1649).

Hoy recordamos especialmente al Beato JUAN NEPOMUCENO ZEGRI y MORENO

Nació en Granada en 1811. Hijo de una familia que tenía una buena posición social, en 1843 ingresó en el Seminario Diocesano de Granada, continuando los estudios en el Colegio de los Santos Bartolomé y Santiago, hasta que el 30 de septiembre de 1850 fue admitido como interno en el Seminario del Sacro Monte, en el cual fue ordenado sacerdote el 2 de junio de 1855.

En 1861 obtuvo lo grados de bachiller en Derecho Civil y Canónico, consiguiendo después los doctorados en Derecho Canónico y en Teología. Párroco de Huétor Santillán en 1859 y después de San Gabriel de Loja, en 1865, un año más tarde fue nombrado arcipreste del territorio de Loja, a la vez que la reina Isabel II le nombraba predicador supernumerario. En 1869 fue nombrado vicario general y provisor de la diócesis de Málaga por el obispo Esteban José Pérez Fernández, quien poco más tarde lo nombró director y administrador de la casa de Misericordia de San Carlos y Santa Magdalena, de Málaga, y después vicerrector del Seminario Conciliar y profesor (1872), canónigo de la catedral (1873), delegado para las religiosas, visitador pastoral delegado para algunas parroquias de la diócesis (1875) y juez prosinodal (1876).

El 27 de febrero de 1878 fue aprobado el comienzo de la Congregación de Hermanas Mercedarias de la Caridad, fundada por él y agregadas a la Orden de la Merced el 9 de junio del mismo año con decreto del vicario general de la diócesis de Málaga, José María Rodríguez. Todo esto provocó divisiones en el grupo inicial y calumnias contra el fundador que llegaron a aislarlo de su fundación. Vivió todas estas dificultades con auténtico espíritu de paciencia y confianza en Dios, mientras el instituto por él fundado progresaba y se difundía por diversas diócesis de España. Las intervenciones de la Santa Sede en 1888 y 1890 le obligaron a alejarse de la obra que había fundado y a soportar cuanto sobre él se decidió gracias a la ayuda y comprensión de personas amigas, entre las cuales el futuro cardenal arzobispo de Sevilla, beato Marcelo Spínola y Maestre (1835-1906), que le animó siempre en su tarea. Todas estas adversidades contribuyeron a fortalecer su ánimo y a consolidar su espíritu sacerdotal. Después de que algunos desagradables acontecimientos le habían obligado a abandonar la Congregación, en 1894 fue reintegrado en la dirección de su obra, si bien, apenas dos años más tarde, en 1896, se retiró completamente de este encargo y pasó los últimos años de su vida dedicado al ministerio de canónigo de la catedral malagueña.