- Santa JULIANA, virgen y mártir. Campania. (s. inc.).
- Santos MÁRTIRES de Cesarea de Palestina. ELÍAS, JEREMÍAS, ISAÍAS, SAMUEL y DANIEL, cristianos egipcios, que, por haber servido a los confesores condenados a las minas, fueron apresados por el prefecto, en tiempo del Imperio de Galerio Maximiano, y, después de duros tormentos, perecieron decapitados. Tras ellos fueron martirizados PÁMFILO, presbítero, VALENTE, diácono, y PABLO, nativo de Iamnia, que habían permanecido dos años en la cárcel, así como PORFIRIO, siervo de PÁMFILO, además de SELEUCO, capadocio que era militar, y TEÓDULO, anciano servidor del prefecto Firmiliano. Finalmente, el capadocio JULIÁN, llegado como peregrino en aquel momento, fue denunciado por haber besado los cuerpos de los mártires, y fue quemado a fuego lento. (309).
- San MARUTA, obispo. En Persia. Presidió el Concilio de Seleucia, reparó las iglesias destruidas durante la persecución de Sapor y colocó reliquias de mártires persas en la ciudad episcopal, Talgrit. (420).
- Beata FILIPA MARERI, virgen. En los Abruzzos. Despreciando las riquezas y el fasto del mundo, abrazó la vida de Santa Clara. (1236).
- Beato NICOLÁS PAGLIA, presbítero. En Perugia. Dominico. Recibió de Santo Domingo el hábito y la misión de predicar. (1256).
Hoy recordamos especialmente al Beato JOSÉ ALLAMANO
José Allamano nace en Castelnuovo d´Asti (Turín), el 21 de enero de 1851, en el seno de una familia campesina. Fue el cuarto de los cinco hijos. A los tres años se quedó huérfano de padre. Además de la madre, tres personas tienen un papel fundamental en su formación: Su maestra, Benedetta Savio; su tío San José Cafasso; y su confesor San Juan Bosco.
El 20 de Septiembre de 1873 se ordena sacerdote. Tiene 22 años. Los seis primeros años de sacerdote los pasa de formador en el seminario. Su mayor deseo es ir a una parroquia.
En 1880 se le abren nuevos caminos. El arzobispo busca un rector para el Santuario de Ntra. Sra. de la Consolata, patrona de Turín; que por aquel tiempo estaba casi abandonado, tanto material como espiritualmente. En 1882, junto con su amigo el P. Santiago Camisassa (que lo consideramos el confundador de los Misioneros y de las Misioneras de la Consolata), comienza la recuperación y embellecimiento del Santuario. Como también recuperan el Convictorio eclesiástico (que está junto al Santuario) donde se formarán los jóvenes sacerdotes.
En 1900 cae gravemente enfermo, y gracias al empuje del Cardenal Richelmy y las oraciones a la Consolata, se cura milagrosamente. Diez años antes, el Allamano había escrito una carta al Cardenal de Turín pidiendo la fundación de un instituto misionero pues le preocupaba la gran cantidad de clero en la diócesis, y como muchos de ellos querían ser misioneros, y las grandes necesidades de clero en las misiones. La autorización a este proyecto le llegó el 29 de enero en 1901, justo un año después de su milagrosa curación. En 1902 parten los primeros cuatro misioneros: dos sacerdotes y dos hermanos.
La fundación de las Misioneras de la Consolata será nueve años más tarde, el 29 de Enero de 1910. La audiencia con el Papa Pío X, en 1909, le ayudó a ver claramente la voluntad de Dios: Si no tienes vocación para fundar religiosas, yo te la doy. En 1913 salen el primer grupo de hermanas para las misiones.