- San MARCELO I, papa. Verdadero pastor por lo que sufrió mucho. Expulsado de su patria, murió en el destierro tras ser denunciado falsamente ante el tirano por algunos que despreciaban la penitencia que les había impuesto. (309).
- San MELAS, obispo. En Egipto. Sufrió destierro a causa del emperador arriano Valente. (390).
- San HONORATO, obispo. En la Provenza. Fundó el célebre monasterio de la isla de Lérins, y después fue obispo de Arlés. (429).
- San JACOBO, obispo. En la Galia Vienense, Francia. Discípulo de San Honorato. (s. V).
- San TIZIANO, obispo. En Venecia. (s. V).
- San LEOBATO, abada. En Tours. Su maestro San Urso lo designó superior del monasterio recién fundado en Séneviére, que rigió hasta su vejez. (550).
- San FURSERO, abad. En la Galia. Primero fue abad en Irlanda, después en Inglaterra, y, finalmente, en Francia, donde fundaría un monasterio. (650).
- Santa JUANA, virgen. Italia. Admitida en la Orden Calmadulense, se distinguió por su obediencia y humildad. (1105).
- Santos BERARDO, OTÓN y PEDRO, presbíteros y mártires; y ACURSIO y AIUTO, religiosos y mártires. En Marrakech, Marruecos. Franciscanos. Enviados por San Francisco a anunciar el Evangelio a tierra de musulmanes, fueron apresados en Sevilla y trasladados a Marrakech, donde los ajusticiaron con la espada. (1226).
- Beato JOSÉ VAZ, presbítero. En Sri Lanka. Oratoriano. Se entregó de manera admirable a predicar el Evangelio por aquellas tierras y fortaleció el ánimo de los católicos escondidos. (1711).
- Beato JOSÉ ANTONIO TOVINI, laico. En Brescia, Italia. Siendo maestro erigió escuelas cristianas y en promover la construcción de obras públicas. Destacó por su oración y virtudes. (1897).
Hoy recordamos especialmente a la BEATA JUANA MARÍA CONDESA LLUCH
Nació en Valencia el 30 de marzo de 1862. Cuarta de los cinco hijos que tuvieron de su matrimonio Luis Condesa y Juana Lluch. El padre, médico de profesión, murió en el cumplimiento de su deber al contraer el cólera en 1865. Fue bautizada en la parroquia de San Esteban Protomártir de Valencia. Recibió el sacramento de la Confirmación en la misma parroquia el 17 de octubre de 1864 de manos del arzobispo de Valencia, cardenal Mariano Barrio Fernández. Ya desde joven comenzó a dar muestras de una voluntad firme y un tesón imperturbable para superar las grandes dificultades con las que se encontraría a lo largo de su vida.
La archicofradía de las Hijas de María y Santa Teresa de Jesús, fundada en Tortosa en 1873, por san Enrique de Ossó se extendió pronto por muchas parroquias de la diócesis de Valencia. Al erigirse en la parroquia de San Bartolomé de Valencia, tras ingresar en la misma, se le confió a Juana María Condesa la secretaría de dicha asociación.
Pronto se dio a conocer por su preocupación por los demás. Visitaba a los enfermos, socorriendo a los más necesitados, se dedicó al apostolado en las escuelas dominicales y en la catequesis a los niños. Le preocupó la situación problemática de las jóvenes obreras que tenían que ir diariamente de los pueblos cercanos a Valencia a las fábricas de seda o abanicos de la misma ciudad y quiso resolverlo.
Comprobó que no había ninguna institución que se dedicara a ayudar a las obreras en sus necesidades concretas. Y quiso formar un hogar para aquellas jóvenes en donde se pudieran promocionar y formar, donde se les amara por sí mismas y donde pudieran realizarse como mujeres cristianas. Tras superar algunas dificultades abrió una residencia para jóvenes obreras el 3 de mayo de 1884.
El arzobispo de Valencia, Ciríaco Sancha y Hervás, aprobó la obra de Juana María Condesa como Instituto religioso, el 10 de diciembre de 1892. La congregación se fue consolidando y fueron surgiendo fundaciones en Manises, Ayora y Almansa, entre otras.
Con el tiempo su salud se fue resintiendo. A principios de 1916 se agravó. El día 15 de enero, el capellán de la casa-madre, Rafael Ramón Llin, le administró los últimos sacramentos que recibió con gran devoción.
Al amanecer del día siguiente entregaba plácidamente su espíritu al Creador