- San BARSES, obispo. Edesa, Siria. Condenado al destierro por el arriano Valente a causa de su fe católica, hubo de morar en tierras extranjeras, donde, fatigado al tener que cambiar por tres veces de lugar, falleció en un día desconocido de marzo. (379).
- San SEVERO, obispo. Tréveris. Discípulo de San Lupo de Troyes, acompañó a San Germán de Auxerre a Bretaña para extirpar la herejía de Pelagio, y también predicó el Evangelio entre los germanos. (s. V).
- Santa TECLA, abadesa. Kitzingen, Germania. Enviada desde Inglaterra para ayudar a San Bonifacio, presidió el monasterio de Ochsenfurt y el de Kitzingen. (1243).
- Beato GONZALO de LAGOS, presbítero. Torresvedras, Portugal. Ermitaño de San Agustín, de distinguió por su dedicación a enseñar los preceptos cristianos a los niños y a los incultos. (1422).
- Santa TERESA de JESÚS, virgen y doctor. Ávila. Carmelita. Llegó a ser madre y maestra de una observancia más estrecha. En su corazón concibió un plan de crecimiento espiritual bajo la forma de una ascensión por grados del alma hacia Dios, pero a causa de la reforma de la Orden hubo de sufrir dificultades, que superó con ánimo esforzado. Compuso libros, en los que muestra una sólida doctrina y el fruto de su experiencia. (1582).
- Santa MAGDALENA, virgen y mártir. Nagasaki. Fue fuerte de ánimo, tanto en mantener la fe como en soportar el suplicio de la horca durante días. (1634).
Hoy recordamos especialmente al Beato NARCISO BASTÉ BASTÉ
San Andrés de Palomar (Barcelona), 16.XII.1866 – Valencia, 15.X.1936. Jesuita (SI), educador de la juventud obrera, beato y mártir.
Estudió gran parte de la carrera eclesiástica en el seminario de Barcelona (humanidades, filosofía y dos años de teología), y toda la carrera de leyes en la universidad civil, donde obtuvo la licenciatura en derecho en 1890. Ese mismo año, cuando contaba veinticuatro años, ingresó en la Compañía de Jesús en el noviciado de Veruela (Zaragoza), donde completó su formación intelectual repasando dos años de humanidades y uno de filosofía (1893-1896). Después de pasar un año como inspector en el colegio de jesuitas de Sarriá, hizo tres años de teología en Tortosa (1896-1899), un año de tercera probación en Manresa (1899-1900), y un curso como profesor de gramática en el colegio del Sagrado Corazón de Barcelona (1900-1901).
A partir de entonces vivió en Valencia, ocupado exclusivamente en la dirección del Patronato de la Juventud Obrera. Este patronato había sido fundado en 1883 por el carpintero Gregorio Gea (1831-1886).
En 1901 la Junta Directiva del Patronato ofreció su dirección a la Compañía de Jesús, que aceptó el encargo y encomendó al padre Basté el cuidado de la institución. Tenía entonces el Patronato un local en el centro de la ciudad, con escuela, capilla y salón de actos, y el parque de la Pechina junto al río, donde había otras escuelas y amplios espacios, frontón y balsa con barca.
Basté figuró desde 1901 como director de la Congregación Mariana, que era el alma del Patronato.
La obra, que antes de su llegada estaba decadente, alcanzó gran impulso y vitalidad, debido a la integración de tres objetivos educativos, que, según un prospecto de 1910, eran los siguientes: primero, la piedad y la religión; segundo, la instrucción, y tercero, el honesto e higiénico esparcimiento. Basté impulsaba la piedad por medio de la Congregación Mariana, la catequesis, los ejercicios espirituales y las veladas apologético-morales. La instrucción se realizaba en las escuelas diurnas para hijos de obreros, a las que se añadieron escuelas nocturnas en las que se daban clases de dibujo, música y modelado, que se completaron más adelante con estudios de comercio, mecánica, electricidad y oficios varios. La educación artística se lograba por medio del teatro, la rondalla y el orfeón. La formación se enriquecía con otros recursos pedagógicos. El parque del Patronato se dividió en doscientos setenta pequeños huertecitos, en los que los niños realizaban sus ensayos agrícolas. El deporte se practicaba con las carreras y competiciones de atletismo y, sobre todo, con la novedad del fútbol.
El Patronato fue una cantera de buenos futbolistas y de él salieron algunos de los primeros equipos valencianos (Gimnástica, Levante). El que los jóvenes obreros pudieran disfrutar de otras diversiones como el cine, los frontones, el tobogán, el lago, las bicicletas y los juegos de salón era una novedad a principios del siglo xx. El padre Basté puso en marcha otras dos iniciativas que aprovechaba para completar la educación física y moral de los niños. Cada verano, desde el año 1906, organizó las colonias escolares, para lo que adquirió una casa de campo en la fuente de la Prunera (Serra). Varias veces durante el año, organizaba excursiones con los muchachos a lugares campestres, donde, por un real, les daba abundante paella, pan y postre, seguidos de plática catequética.
Al estallar la guerra civil, Basté se refugió en la casa de unos amigos, aunque sin disimular su condición, pues seguía realizando los ministerios sacerdotales que le pedían. Fue detenido cuatro veces. Él se identificaba como abogado, sacerdote y jesuita, pero lo soltaban, teniendo en cuenta la dedicación a los obreros de aquel anciano de setenta años. El 15 de octubre de 1936 le detuvieron por última vez con su compañero, el hermano Manuel Darder. Les metieron en el auto de la calavera y les fusilaron poco después.