Hoy, 15 de octubre, la Iglesia celebra a:

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  1. San BARSES, obispo. Edesa, Siria. Condenado al destierro por el arriano Valente a causa de su fe católica, hubo de morar en tierras extranjeras, donde, fatigado al tener que cambiar por tres veces de lugar, falleció en un día desconocido de marzo. (379).
  2. San SEVERO, obispo. Tréveris. Discípulo de San Lupo de Troyes, acompañó a San Germán de Auxerre a Bretaña para extirpar la herejía de Pelagio, y también predicó el Evangelio entre los germanos. (s. V).
  3. Beato GONZALO de LAGOS, presbítero. Torresvedras, Portugal. Ermitaño de San Agustín, de distinguió por su dedicación a enseñar los preceptos cristianos a los niños y a los incultos. (1422).
  4. Santa TERESA de JESÚS, virgen y doctor. Ávila. Carmelita. Llegó a ser madre y maestra de una observancia más estrecha. En su corazón concibió un plan de crecimiento espiritual bajo la forma de una ascensión por grados del alma hacia Dios, pero a causa de la reforma de la Orden hubo de sufrir dificultades, que superó con ánimo esforzado. Compuso libros, en los que muestra una sólida doctrina y el fruto de su experiencia. (1582).
  5. Santa MAGDALENA, virgen y mártir. Nagasaki. Fue fuerte de ánimo, tanto en mantener la fe como en soportar el suplicio de la horca durante días. (1634).
  6. Beato NARCISO BASTÉ BASTÉ, presbítero y mártir. Valencia. Jesuita. Muerto por los enemigos de la fe. (1936).

Hoy recordamos especialmente a SANTA TECLA

Santa Tecla fue una de las religiosas enviadas por santa Tetta a Alemania para ayudar a san Bonifacio en su empresa de evangelización. Probablemente, santa Tecla hizo el viaje junto con su pariente, santa Lioba; en todo caso, es cosa cierta que fue súbdita suya en la abadía de Bischofsheim, hasta que san Bonifacio la nombró abadesa de Ochsenfurt. Cuando murió santa Hadeloga, fundadora y primera abadesa del convento de Kitzingen-auf-Main, santa Tecla fue elegida para sucederle, sin dejar por ello de gobernar la abadía de Ochsenfurt. La santa desempeñó ese cargo muchos años, con gran fervor y espíritu religioso. Su nombre no figura en la lista de las abadesas de Kitzingen, pero probablemente se alude a ella con el apelativo de Heilga, es decir, «la santa». Santa Tecla dio gran ejemplo de humildad y caridad, no sólo a sus súbditas, sino a Iodos los habitantes de la región.