Hoy, 15 de enero, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. Santa SECUNDINA, virgen y mártir. En Anagni. (s. inc.).
  2. San JUAN CALIBITA. En Constantinopla. Vivió en una choza completamente dado a la contemplación, pasando desapercibido para todos, que después de su muerte fue reconocido por sus padres por un Evangelio que ellos mismos le había regalado. (s. V).
  3. Santa ITA, virgen. En Hibernia, Irlanda. Fundó un cenobio. (570).
  4. San PROBO, obispo. En el Lacio, Italia. Elogiado por San Gregorio Magno. (570).
  5. San MAURO, abad. En Glanfeuil, Francia. (s. VI/VII).
  6. Santa TARSICIA, virgen y mártir. En Francia. (s. VI/VII).
  7. San ABLEBERTO, obispo. En Brabante, Holanda. (645).
  8. San MALARDO, obispo. En Chartres. (650).
  9. San ROMEDIO, anacoreta. Trento. Entregó todos sus bienes a la Iglesia, y llevó vida de penitente. (s. VIII).
  10. San BONITO, obispo. En Clermont-Ferrand, Francia. Era prefecto en Marsella en el momento de ser elevado al episcopado para ocupar el lugar de su hermano San Avito, pero diez años después renunció a la sede, se retiró al monasterio de Manglieu, y, después de peregrinar a Roma, al regreso, murió en Lyon. (710).
  11. San ARSENIO, eremita. En Reggio Calabria, Italia. Célebre por su espíritu de oración austeridad. (904).
  12. Beato PEDRO CASTELNAU, presbítero y mártir. En la Provenza, Francia. Ingresó en el Císter. Fue encargado por el Papa Inocencio III para que predicara en aquella región la fe verdadera, pero fue muerto por unos herejes. (1208).
  13. Beato JACOBO “LIMOSNERO”, en Umbría, Italia. Abogado de pobres y oprimidos. (s. XIII).
  14. Beato ÁNGEL, eremita. En Umbría. (1325).
  15. San FRANCISCO FERNÁNDEZ de CAPILLAS, presbítero y mártir. En China. Dominico. Anunció el nombre de Cristo en Filipinas y después en Fujián, donde durante la persecución bajo los tártaros fue encarcelado y decapitado. (1648).
  16. San ARNOLDO JANSSEN, presbítero y fundador. Steyl, Holanda. Para difundir la fe en las misiones, fundó la Sociedad del Verbo Divino. (1909).

Hoy recordamos especialmente al Beato NICOLÁS GROSS.

Nació en Niederwernigern, Essen (Alemania) en el seno de una familia de mineros. En su juventud trabajó en la mina y en el poco tiempo que tenía procuró mejorar su instrucción. En 1917 formó parte del Gewerkverein Christlicher Bergarbeiter, la asociación sindical de los mineros cristianos. En 1918 formó parte del partido Zentrumspartei y en el 1919 fue miembro del Antonius Knappenverein (KAB) de su pueblo natal. A los 22 años fue secretario de la sección juvenil del sindicato Christliche Bergarbeitergewerkschaff y un año más tarde ayudante de redación de la revista «Bergknappe».
Su actividad sindical también la llevó en Waldenburg en Silesia, con una etapa intermedia en Zwickau, de nuevo en el Ruhr en Bottrop. Durante este tiempo se casó con Elisabeth Koch con quien tuvo siete hijos. En su libro «Siete en la mesa», manifestó su amor por la familia y su sentido de la responsabilidad. Estuvo siempre atento a los problemas sociales de su tiempo y trabajó por los derechos de los trabajadores desde sus creencias cristianas. A comienzo de 1927 fue ayudante de redacción de la revista «Westdeutsche Arbeiterzeitung», el órgano del KAB; donde después llegó a ser redactor jefe. Llegó a ser un apóstol de la fe.
Cuando fue nombrado redactor jefe de la revista «Ketteler Haus» de Colonia (1929), ya tenía un juicio claro sobre el nazismo que estaba ascendiendo. En 1930 escribió: “Como trabajadores católicos rechazamos el nacionalsocialismo no sólo por motivos políticos y económicos, sino por nuestro modo de ser religioso y cultural de modo claro y decidido”. En 1933, cuando la subida al poder de Hitler, la KAB fue declarada “enemiga del Estado”. Sin vergüenza ni miedo, anunció a Cristo, mientras en Alemania el nazismo perseguía a la comunidad cristiana. Como marido y padre honró el sacramento del matrimonio y de la familia; como obrero, sindicalista y periodista, se comprometió por la justicia, la verdad, la solidaridad y la paz, arriesgando la vida cada día.
En 1940 comenzó a sufrir interrogatorios y persecuciones. Su revista fue vetada y cerrada. Fue arrestado en 1944 y fue llevado a la cárcel de Tegel de Berlín, donde, según el testimonio de su mujer, fue torturado. La oración fue el arma que tuvo para superar las dificultades. En 1945 fue ejecutado por los nazis en la cárcel de Berlín-Plötzensee, su cadaver fue incinerado, para no dejar rastro y sus cenizas esparcidas en el campo.