- San LÚPULO, mártir. Capua. (s. inc.).
- San CALIXTO I, papa y mártir. Roma. Después de un destierro en Cerdeña, tuvo a su cuidado el cementerio de la vía Apia que lleva su nombre. Elegido luego papa, promovió la recta doctrina y reconcilió benignamente a los apóstatas, para terminar su intenso pontificado con la gloria del martirio. (222).
- San GAUDENCIO, obispo. Rímini. (s. IV).
- San DONACIANO, obispo. Brujas. Al frente de Reims. (389).
- San FORTUNATO, obispo. Todi. Gran caridad en el cuidado de los enfermos. (s. V).
- Santa MANEQUILDE, virgen. Champagne, Galia. (s. V).
- San VENANCIO, obispo. Liguria. Se ocupó del clero y de los monjes, y fue amigo del papa San Gregorio Magno. (s. VII).
- Santa ANGADRISMA, abadesa. Beauvais, Neustria. Al frente del monasterio fundado por San Ebrulfo, llamado Oratorio por poseer varios lugares de oración, en donde se servía a Dios sin intermisión. (695).
- Santo DOMINGO, “LORICATO”, presbítero. Las Marcas. Camaldulense. Llevaba una coraza de hierro ceñida al cuerpo. Fue ordenado simoníacamente, por eso se hizo monje eremita, y, discípulo de San Pedro Damiani, llevó una vida austera y disciplinada. (1060).
- Beato JACOBO LAIGNEAU de LANGELLERIE, presbítero y mártir. Angers. Decapitado por ser sacerdote durante la Revolución Francesa. (1794).
- Beata ANA MARÍA ARANDA RIERA, virgen y mártir. Valencia. Martirizada por ser católica. (1936).
- Beatos ESTANISLAO MYSAKOWSKI y FRANCISCO ROSLANIEC, presbíteros y mártires. Dachau. Polacos de nacimiento. Internados en un campo de exterminio donde morirían en una cámara de gas. (1942).
Hoy recordamos especialmente al Beato ROMÁN LYSKO
Nació el 14 de agosto de 1914 en Horodok (Lvov). En 1938 se casó con Neonila Huniovska. El 28 de agosto de 1941 fue ordenado sacerdote; desarrolló su apostolado en la archieparquía de Lvov. Durante 1944 fue párroco de Belzets.
En 1946, el Gobierno soviético, que había anexado esa parte de Polonia al estallar la segunda guerra mundial, suprimió la Iglesia greco-católica y obligó a sus obispos, sacerdotes y fieles a pasar a la ortodoxia. Los Lysko se refugiaron en su pueblo natal, en Horodok.
Roman seguía ejerciendo su ministerio pastoral sin crearse problemas. Bautizaba en el patio de casa y celebraba bodas en el bosque, decía misa en los pueblos, en las casas de los fieles, con las ventanas cerradas, junto a una mesa con vodka para hacer creer que era una fiesta entre amigos, en caso de que irrumpieran los agentes de la NKVD (la policía secreta de Stalin).
Su rechazo a pasarse a la Iglesia ortodoxa le costó la cárcel en Lvov, en la que murió, a la edad de 35 años (1949), por un «paro cardíaco», la causa exacta de su muerte se desconoce, algunos prisioneros testimoniaron que fue golpeado brutalmente por sus carceleros y colocado en una rejilla incandescente. Según otra versión, fue encerrado vivo entre cuatro paredes cerradas con cemento.