Hoy, 14 de diciembre, la Iglesia celebra a…

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  1. Santos HERÓN, ATEO e ISIDORO, y el niño DIÓSCORO, mártires durante la persecución de Decio, en Alejandría de Egipto. Cuando el juez los vio destrozados por los tormentos los mandó quemar. Al niño, flagelado, le aplazó la muerte. (250).
  2. Santos TIRSO, LEUCIO, CALÍNICO y compañeros, mártires, en Apolonia de Bitinia, Turquía. Sacrificados durante la persecución de Decio. (s. III/IV).
  3. Santos ARES, PROMO y ELÍAS, mártires. En Ascalón, Palestina. Salieron de Egipto hacia Cilicia para apoyar a los cristianos perseguidos, pero fueron presos en Cesarea, durante la persecución de Maximiano. Les dañaron ojos y pies. Finalmente, Ares fue quemado, y los otros decapitados. (309).
  4. San POMPEYO, obispo. En Pavía. Sucesor de San Ciro. (s. IV).
  5. San AGNELO, abad. En Nápoles. (596).
  6. Beato BUENAVENTURA BONACCORSI, presbítero. En Umbría, Italia. Conmovido por la predicación de San Felipe Benizi, le ayudó a pacificar las facciones en las ciudades de Italia. (1315)
  7. San JOSÉ KASSAB, presbítero. En El Líbano. Maronita. Dedicado a los estudios teológicos y a la pastoral entre los jóvenes, y eminente por su espíritu de oración y penitencia. (1858).
  8. Beata FRANCISCA SCHERVIER, virgen. En Aquisgrán. Solícita en el cuidado de los indigentes, enfermos y afligidos en la ciudad. Fundó la Congregación de Hermanas Franciscanas de los Pobres para ayudar a los menesterosos. (1876).
  9. Beato PROTASIO CUBELLS MINGUELL, religioso y mártir. En Barcelona. Religioso de San Juan de Dios. Durante la persecución religiosa en España. (1936).

 

Hoy destacamos a SAN JUAN DE LA CRUZ.

Nació en 1542 en Fontiveros (Ávila). Muy de niño perdió a su padre, y la madre tuvo que vencer muchas dificultades para sacar adelante a sus tres hijos.

En 1548, se trasladaron a Arévalo, y, poco después, a Medina del Campo. Allí hizo Juan sus primeros estudios.

Con once años pasó al colegio de los jesuitas, hasta que ingresó en el convento carmelita de Santa Ana.

Lo trasladaron a Salamanca para que estudiara filosofía y teología en el convento carmelitano, y en 1567 recibió la ordenación sacerdotal.

En ese año, en Medina, tuvo su encuentro con Santa Teresa de Jesús. Juan confesó a la santa que deseaba una vida muy austera y que estaba pensando ingresa en la Cartuja. Ella le pidió que esperara. En 1568, el joven carmelita acompañó a Santa Teresa en la fundación del convento de carmelitas descalzas de Valladolid, y ella empezó a atraerlo al estilo de vida de la escasez, como modo de observar con más perfección y rigor la primitiva regla del Carmelo.

Fray Juan decidió fundar un convento de padres carmelitas descalzos. Santa Teresa le ofreció la casa de un caballero de Ávila, en Duruelo. En 1568, en noviembre, celebrará allí su primera misa y tomará el nombre de San Juan de la Cruz. Estaba naciendo el Carmelo masculino reformado.

Fue maestro de novicios en Duruelo. Y en la Mancera de Abajo, a donde trasladó el convento, y luego pasó a Pastrana para formar allí el noviciado.

En 1571, hubo de irse a Alcalá de Henares como rector del colegio de los carmelitas descalzos. En 1572, fue nombrado confesor del convento de carmelitas de la Encarnación de Ávila, al que Santa Teresa llegó como priora.

Algunos religiosos de la Orden desconfiaron de esta reforma, hecha por quien carecía de jurisdicción para ello, y Juan de la Cruz fue apresado en el convento de Toledo y sometido a todas las censuras y rigores que las constituciones permitían. Pero no se rindió. Soportó con paciencia la reclusión. Y se afirmó en la voluntad de seguir con la reforma.

En 1578, pudo escapar de su encierro y estar en la reunión de “descalzos” en Almodóvar del Campo, en Ciudad Real. Allí lo nombraron vicario del convento del Calvario de Jaén. Y hacia allí se dirigió.

En 1579, marchó a Baeza donde conoció a los discípulos del Maestro Juan de Ávila, e inauguró el colegio de los Descalzos del que fue rector hasta 1582.

En ese mismo año fue nombrado prior del convento de los Mártires de Granada, y en 1585 Vicario Provincial de Andalucía.

En 1587, Sixto V concedió a los Descalzos poder elegir un vicario general propio, bajo la obediencia del general de la Orden. Al año siguiente, fue elegido primer Definidor General, y ese mismo año pasó a Segovia como prior.

En 1591, se celebró un Capítulo que dejó al santo sin oficio alguno. Llegó enfermo al convento de Úbeda, donde no mejoraba y donde dio heroicos ejemplos de paciencia, humildad y obediencia. Allí falleció en 1591.

Autor de obras cumbres de la mística española: “Subida al Monte Carmelo”, “Noche Oscura”, “Llama de amor viva”, “Cántico espiritual”. Es Doctor de la Iglesia.