Santos CARPO, obispo, PÁPILO, diácono, AGATÓNICA, hermana del anterior, y otros muchos, mártires. En Pérgamo. (s. II).
- San URSO, obispo. En Rávena. (425).
- San MARTÍN I, papa y mártir. En Roma. Tras condenar la herejía de los monotelitas en el Concilio de Letrán, por orden del emperador Constante II fue arrancado de su sede por el exarca Calíopa, que entró por la fuerza en la Basílica de Letrán, y lo envió a Constantinopla, donde primero fue encerrado en una mazmorra y después fue desterrado al Quersoneso, Crimea, lugar en el que, pasados dos años, fallecería. (656).
- Beata IDA, viuda. En Boulogne, Francia. Al enviudar brilló por su generosidad para con los más pobres y por su celo en el decoro de la Casa de Dios. (1113).
- San CARÁDOCO, presbítero y ermitaño. En Gales. Siendo tañedor de arpa en el palacio real, al constatar que allí se quería más a los perros que los hombres, decidió servir a Dios bajo la dirección del abad Teliavo. (1124).
- Beata IDA, virgen. En Brabante, Holanda. Desde joven sufrió por parte de su padre antes de entrar en la vida religiosa, y con la austeridad cotidiana imitó en su cuerpo a Cristo sufriente. (1290).
- Beato ALBERTINI, ermitaño y prior. En Umbría. Antepuso la soledad a los honores y procuró conciliar a las ciudades que estaban enemistadas entre sí. (1294).
- Beata MARGARITA, virgen. En Umbría. De las Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo, la cual, ciega de nacimiento, deforme y abandonada por sus padres, siempre confió en su corazón, sin embargo, en el nombre de Jesús. (1320).
- Beatos FRANCISCO DICKENSON y MILÓN GERARD, presbíteros y mártires. En Rochester, Inglaterra. Tras haberse formado en el Colegio de los Ingleses de Reims, regresaron a su patria para ejercer clandestinamente el ministerio sacerdotal, a causa de lo cual, durante el reinado de Isabel I, ambos fueron ahorcados y descuartizados. (1590).
- Beatos JUAN LOCKWOOD y EDUARDO CATHERICK, presbíteros y mártires. En York. En tiempos de Carlos I. El primero, con 87 años, que ya había sido condenado dos veces a la pena de muerte por ser sacerdote, quiso preceder en el patíbulo a su compañero más joven, que estaba asustado ante la muerte, para animarle en su martirio. (1642).
- Beato JUAN BERNARDO ROUSSEAU, religioso. En la Isla de Reunión, en el Pacífico. De los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Enseñó incansablemente a los niños y ofreció ayuda a los pobres y esperanza a los esclavos. (1867).
- San SABAS REYES SALAZAR, presbítero y mártir. En Totoclán, México. Ejecutado por ser sacedote. (1927).
Hoy recordamos especialmente a SAN HERMENEGILDO.
Hijo primogénito del rey arriano Leovigildo. Nació en 564. Muy joven contrajo matrimonio con la princesa franca Ingunda, fervorosa católica, por lo que la vida familiar se hizo muy difícil.
Leovigildo envió a su hijo, como representante suyo, a la Bética. Por influencia de su esposa, y por su relación con el obispo San Leandro, Hermenegildo se convirtió al catolicismo, con lo cual pasó a ser el referente de los católicos descontentos con el gobierno de su padre, más favorable a los arrianos.
Al enterarse Leovigildo de la conversión de su hijo, desterró a algunos de los obispos más significativos. Contando con la ayuda de Bizancio, Hermenegildo quiso independizase en la Bética. Leovigildo reaccionó declarándole la guerra. Pero, por indicación de su padre y aconsejado por su hermano Recaredo, a cambio de salvarle la vida, Hermenegildo se entregó y fue trasladado a Valencia.
Le ayudó el rey de los francos, hermano de su esposa, y Hermenegildo pudo huir de la cárcel. Pero fue apresado de nuevo y recluido en Tarragona. Su esposa quiso refugiarse en África, pero murió en el camino. Cuando en la fiesta de Pascua Hermenegildo se negó a recibir la comunión de manos de un obispo arriano, fue asesinado por su propio carcelero. En 585.