- San PIONIO, presbítero y mártir. En Esmirna, Turquía. Según la tradición fue encarcelado por defender el cristianismo. En prisión animó a muchos a soportar el martirio y, después de muchos tormentos, fue quemado vivo. (250).
- Santos TRÓFIMO y TALO, mártires. En Laodicea de Siria. Bajo la persecución de Diocleciano, después de muchos y crueles tormentos fueron martirizados. (s. IV).
- San CONSTANTINO, rey y mártir. En Escocia. Discípulo de San Columba. (s. VI).
- San SOFRONIO, obispo. Jerusalén. Maestro y amigo de Juan Mosco, con quien visitó diversos lugares monásticos. Fue elegido, a la muerte de Modesto, para la sede de Jerusalén, y en ella, cuando cayó en manos de los sarracenos, defendió valientemente la fe y la seguridad del pueblo. (639).
- San VIDICIANO, obispo. En Hainaut, Francia. Al frente de Cambrai y Arras. Invitó al rey Teodorico III a expiar con la penitencia el crimen que cometió con la muerte de San Leodogario. (712).
- San OENGO, el “Cúldeo”, monje. en Hibernia, Irlanda. En el monasterio de Tallaght; compuso el catálogo de los santos de aquel país. (824).
- Beato TOMÁS ATKINSON, presbítero y mártir. En York, Inglaterra. Martirizado bajo el reino de Jacobo I por ser sacerdote. (1616).
- Beato JUAN KEARNEY, presbítero y mártir. En Clonmel, Irlanda. Franciscano. Condenado a muerte en Inglaterra por ejercer el sacerdocio consiguió huir. Pero al regresar a su patria, bajo el régimen de Oliver Cronwell fue acusado nuevamente y ahorcado. (1653).
- Santo DOMINGO CÂM, presbítero y mártir. En Tonkín, Vietnam. Durante muchos años a escondidas y con peligro de su vida fue ejerciendo el ministerio. Finalmente, abrazando la cruz del Señor que con firmeza había rechazado pisotear, fue condenado a muerte por el emperador Tu Duc. (1859).
- Santos MARCOS CHONG UI-BAE, catequista, y ALEJO U SE-YONG, mártires. En Corea. Por su fe fueron sometidos por sus mismos familiares a insultos y azotes. (1866).
Hoy recordamos especialmente al Beato JUAN BAUTISTA RIGHI de FABRIANO
Nació en Fabriano (Ancona, Italia) hacia el año 1469, de la noble familia de los Righi. Desde niño le inculcaron en casa la fe y la espiritualidad cristiana, dándole el aire caballeresco típico de la Edad Media. La lectura de la vida de san Francisco lo llevó a ingresar en su Orden en el convento de Forano. Ordenado de sacerdote, lo destinaron a Cupramontana (Ancona) donde permaneció hasta su muerte, llevando largo tiempo vida solitaria y penitente como ermitaño, y alimentando su espíritu en la lectura de los Santos Padres. Su labor pastoral en el púlpito y en el confesonario benefició a multitud de fieles, que acudían a él atraídos por su vida de extrema austeridad, su humildad y su exquisita delicadeza para con todos. Murió el 11 de marzo de 1539.