Hoy, 1 de junio, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San JUSTINO, mártir. Roma. Como filósofo que era siguió íntegramente la auténtica sabiduría de Cristo confirmándola con sus costumbres, enseñando lo que afirmaba y defendiéndola con sus escritos. Al presentar a Marco Aurelio su “Apología” en favor de la fe, fue llevado al prefecto que lo condenó. (165).
  2. Santos CARITÓN, CARITIR, EVELPISTOS, JERACIO, PEÓNO y LIBERIANO, mártires. Roma. Discípulos de San Justino. (165).
  3. Santos AMÓN, ZENÓN, PTOLOMEO e INGENUO, soldados, y TEÓFILO, anciano; mártires. En Alejandría de Egipto. Estando en medio de un proceso, al ver que uno de los cristianos flaqueaba en la fidelidad, intentaron animarle con la mirada, los gestos, el rostro, y al ser objeto de recriminaciones por parte del populacho, se adelantaron confesándose cristiano, y así es Cristo infundió fortaleza en todos ellos. (249).
  4. San ISQUIRIÓN, oficial, y otros CINCO SOLDADOS, mártires. Licópoli, Egipto. En tiempo de Decio, por su fe, fueron muertos con variadas formas de martirio. (250).
  5. San PRÓCULO, mártir. En Bolonia. Fue crucificado. (300).
  6. San FORTUNATO, presbítero. En Umbría. Siendo pobre, con su trabajo constante ayudó a los desvalidos. (s. V).
  7. San CAPRASIO, ermitaño. En Lérins. Junto con san Honorato, se retiró a la isla de Lérins y dio comienzo a la vida monástica. (430).
  8. San RONÓN, obispo. En Bretaña Menor. Habiendo llegado por mar de Hibernia, llevó vida eremítica en los bosques del lugar. (s. VIII).
  9. San VISTANO, mártir. En Lichester, Inglaterra. Perteneciente a la estirpe real de Mercia, por oponerse al matrimonio incestuoso de su madre, fue asesinado. (849).
  10. San SIMEÓN, eremita. En Tréveris. Nacido en Siracusa de padre griego, después de haber llevado vida eremítica en Belén y en el Sinaí, murió recluido en la torre de la Puerta Negra de esta ciudad. (1035).
  11. San ÍÑIGO, abad. En Oña, Burgos. Varón de paz, cuya muerte fue llorada también por judíos y musulmanes. (1060).
  12. Beato TEOBALDO. En el Piamonte. Por amor a la pobreza, dio todo su dinero a una viuda y por espíritu de humildad trabajó como mozo de cuerda, para llevar sobre sí las cargas de los demás. (1150).
  13. Beato JUAN PELINGOTTO, penitente. En Urbino. Terciario franciscano. Siendo comerciante procuraba favorecer más a los otros que a sí mismo, y luego, habiéndose recluido en una celda, sólo salía para atender a pobres y enfermos. (1304).
  14. Beatos ALFONSO NAVARRETE, dominico, FERNANDO de SAN JOSÉ de AYALA, ermitaño de San Agustín, y LEÓN TANAKA, jesuita; mártires. En Omura, Japón. Decapitados por su fe. (1617).
  15. Beato JUAN BAUTISTA VERNOY de MONTJOURNAL, presbítero y mártir. En Rochefort. Canónigo de Moulins, durante la Revolución Francesa fue encarcelado por ser sacerdote y murió por enfermedad en la prisión. (1794).
  16. San JOSÉ TUC, mártir. En Tonkín. Se negó, siendo campesino, a pisar la cruz, por lo que fue encarcelado, torturado y, finalmente, decapitado. (1862).
  17. Beato JUAN BAUTISTA SCALABRINI, obispo. En Piacenza, Italia. Trabajó incansable por el bien de su iglesia y mostró un especial interés por los sacerdotes, los agricultores y los obreros, llevando especialmente en su corazón a los que emigraban a América, para los cuales fundó dos Pías Sociedades del Sagrado Corazón. (1905).
  18. Beato ANÍBAL MARÍA di FRANCIA, presbítero. Mesina. Fundó la Congregación de Padres Rogacionistas del Corazón de Jesús y la de Hijas del Divino Celo, para rogar al Señor santos sacerdotes para su Iglesia y cuidar a huérfanos sin recursos. (1927).

Hoy recordamos especialmente al Beato JUAN STOREY

Juan Storey nace en el norte de Inglaterra hacia el año 1504, es hijo de Nicolás y Juana. Estudia derecho en Oxford en el Hincsay Hall, y obtiene el doctorado en ambos derechos el 29 de julio de 1538. Acreditado muy pronto como buen jurista, ejerce como profesor en el propio Oxford y es también director del Broadgates Hall, a lo que renuncia para ser admitido a los Doctor’s Commons.

Hay que decir que prestó el juramento de supremacía exigido por Enrique VIII y se adaptó, por tanto, a la situación religiosa creada por este monarca. Contrajo matrimonio y, muerto el rey, fue miembro del primer Parlamento de Eduardo VI, representando a Hindon en el Witshire. Pero ya en la segunda sesión (noviembre de 1548) se opuso abiertamente a las reformas religiosas de signo protestante que se abrían camino tanto en la doctrina como en la liturgia, y no dudó en decir públicamente el versículo del Eclesiastés (10,16) que dice que «pobre tierra la que tiene a un niño por rey». Arrestado inmediatamente, fue llevado a la Torre de Londres, donde estuvo preso desde el 21 de noviembre de 1548 hasta el 2 de marzo de 1549 en que se le puso en libertad. Entonces se marchó del país y con su familia se fue a Lovaina.

Cuando murió Eduardo VI y consiguió el trono María I, pareciendo que regresaba el catolicismo, volvió a Inglaterra en agosto de 1553. Fue nombrado canciller de las diócesis de Oxford y de Londres y decano de Arches. Como canciller del obispo Bonner, su intervención agrió aún más las de suyo severas medidas tomadas por la reina María contra los protestantes y fue procurador en el proceso contra Tomás Cranmer. Pero María I murió muy pronto y al subir al trono Isabel I las cosas cambiaron a la dirección que tomaban bajo Eduardo VI. Como no dejó de oponerse a la repuesta Acta de supremacía, fue detenido y llevado a la cárcel de Fleet (20 de mayo de 1560), y poco después liberado. Nuevamente fue arrestado tres años más tarde, pero pudo escaparse y volver a Lovaina. Su necesidad económica le llevó a aceptar el puesto de inspector de libros heréticos y objetos de contrabando de las naves inglesas que atracaban en el puerto de Amberes, cargo que le fue otorgado por orden de Felipe II de España. Y estaba cumpliendo este cargo con la escrupulosidad que solía cuando el barco, según lo convenido con los espías de la reina inglesa, zarpó inmediatamente y lo llevó a Inglaterra. Trasladado a Londres y preso en la Torre, fue objeto de juicio en el Queen’s Bench el 26 de mayo de 1571, donde se le condenó a muerte por alta traición. No le sirvió alegar que era súbdito del rey de España. Fue ahorcado y descuartizado en Tyburn el 1 de junio siguiente.