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Continuando…
- Iluminación: la preparación al Bautismo se puede comparar a un caminar hacia la luz: la instrucción, como una progresiva iluminación; los exorcismos y los ejercicios ascéticos, como combate contra el príncipe de las tinieblas. El bautismo, llamado antiguamente como “photismos”, nos hace vivir la experiencia del ciego de nacimiento curado de su ceguera en Betesda. La vela encendida anuncia simbólicamente una vida iluminada por la presencia y cercanía de Cristo, aseguradas por la Eucaristía esencialmente.
- Vida nueva en crecimiento: la iniciación es paso del reino de la muerte al Reino de la Vida. El catecumenado es el tiempo de la gestación. La fuente bautismal es el seno materno; el bautismo, el parto de la Iglesia. El simbolismo de la vestidura blanca y las figuras bíblicas de la primera creación, de las aguas primordiales y de la resucitación de Lázaro nos ayudan a calibrar la profundidad de la transformación que se opera. Pero la vida nueva está llamada a desarrollarse y crecer hasta alcanzar madurez consolidada. La Eucaristía le proporcionará el alimento necesario para proseguir.
SEGUIREMOS…