FINALIZA EL TRIDUO EUCARÍSTICO DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (19:15)

“Para establecer la Nueva Alianza era, pues, preciso encontrar un hombre capaz de arrostrar la total refundición de su ser en el “devorador fuego” de la santidad divina. Ningún hombre pecador era capaz de soportar tan tremenda prueba. Al hombre pecador le era imposible acoger en su corazón, de un modo positivo y benéfico, la acción del Espíritu de Dios a través del educador sufrimiento, porque el corazón del pecador era un “corazón de piedra”, siempre se resistía, no comprendía, se rebelaba. (…).

Cristo se sometió a la prueba requerida para la transformación radical del corazón del hombre pecador, aunque personalmente no necesitaba tal prueba, puesto que era el absolutamente “sin pecado”. Se sometió a la prueba en beneficio de todos, llevando hasta el extremo su solidaridad con sus hermanos”. (Card. Vanhoye).