Algo sobre la “reparación aflictiva”.
El detenerse ante el sufrimiento de otro en una actitud de lástima es empequeñecer la visión cristiana de la existencia: se trata de COMPADECER con Cristo desde una FUSIÓN de personas.
Compadecer es PARTICIPAR de su padecimiento, es VIBRAR con el mismo tono espiritual, es tener una SINTONÍA no sólo en el sufrir sino en la ACTITITUD de sufrir, aunque el que está ante el que sufre lo haga pasivamente.
La REPARACIÓN AFLICTIVA es ASUMIR la condición mortal y aceptar todo lo que trae consigo esa condición mortal: ES SER MIEMBRO DE LA HUMANIDAD CON EL CORAZÓN DE CRISTO. El fruto de toda la humanidad que ha ido entretejiendo mi propio cuerpo a través de la historia lo acepto en lo que me toca de taras y de limitaciones: acepto ser miembro de esta “familia”.
Esa aceptación no es un simple resignarse, aceptar las cosas como vienen sin poner nada de nuestra parte: ES VOLUNTAD DE DIOS QUE SE PROCURE Y SE SUPERE en cuanto sea posible esas situaciones dolorosas de la humanidad. Se trata de promover la superación de todas las consecuencias dolorosas de la humanidad aceptándolas con amor.