Consideración sacerdotal
“Frente a estas persecuciones, donde se apunta con el dedo al sacerdote, se le margina y desprecia, es cuando hace falta un gran valor y amor a la propia vocación para dar testimonio de ella. En estas circunstancias, el sacerdote se puede sentir fuera de la realidad de este mundo y dejar de dar testimonio de lo que es y de lo que tiene entre manos para pasar inadvertido y, lo que es peor, llegar a creer que es verdad lo que dice el “dragón” por boca de muchas personas del mundo, que la vocación sacerdotal no merece la pena ser vivida, que es una vocación mediocre y para personas frustradas. (…) hoy más que nunca se vive por desgracia esta realidad, y es cunado el sacerdote debe dar un valiente testimonio de lo que es, sin fundamentalismos, pero con mucha coherencia para afrontar con valentía la lucha con las ideas del mundo contemporáneo”
(P. Enrique Aguiarte, OSA).