Consideración sacerdotal
¿Cuál es el espíritu de nuestro Sumo Sacerdote? Consistió en una dedicación completa al Padre y a la voluntad del Padre. Halló su expresión más perfecta en el calvario, donde se entregó a Sí mismo a sufrir y morir para complacer al Padre, y el amor al Padre llenó su alma desde el primer momento. En la vida y en la muerte se entregó por entero a su Padre.
En la vida y en la muerte también se entregó sin reservas al hombre. no hay ninguna contradicción en esto, puesto que la entrega de Cristo a los hombres tiene su base y medida en su total dedicación al Padre.
En esto, como en todo, El es nuestro modelo. Nosotros también, en atención a Dios, podemos darnos a nosotros mismos con gran fruto a los hombres pertenecer a Dios es el ideal fundamental al que debemos aspirar. Nuestro trabajo por las almas será al modo de Cristo –y, por tanto, fructífero- sólo si tiene su base en esto.
El orden adecuado es, pues, dedicación de nosotros mismos a Dios, y partiendo de esto, entrega de nosotros mismo a las almas”.
(Eugene Boylan, O. Cist. R.).