El domingo próximo, finalizando la misa de 12, se bendecirán las imágenes de los “Niños Jesús”.
No importa que ya hayan sido bendecidas en años anteriores. No estamos de ‘estreno’, como cuando se bendice un coche recién comprado, sino que se trata de que, por medio de la bendición, vivamos religiosamente las Pascuas Navideñas contemplando estas imágenes con ojos de verdadera piedad y asombro. Un poco como los niños cuando contemplan algo bello y hermoso.
El Niño Jesús, o el Niño-Dios, la imagen, recuerda, como diría San Pablo en el Himno recogido al inicio de su Carta a los Colosenses, a Jesús como “imagen del Dios invisible” (Col 1, 15) que “habitó entre nosotros” como dice bellamente San Juan en su Prólogo (Jn 1, 14) para darnos la posibilidad de “ser hijos de Dios” (Jn 1, 12). Éste es el quid de las cada vez más cercanas fiestas en honor al Nacimiento del Salvador.