Es necesario confrontar la Asunción con los otros tres dogmas marianos: LA INMACULADA CONCEPCIÓN, LA MATERNIDAD DIVINA, LA VIRGINIDAD PERPETUA.
La Asunción aparece como la última consecuencia de la Inmaculada Concepción: en María Santísima resplandece el proyecto original de Dios para el ser humano, el plan de poder llegar por el don de la Gracia a la consumación de la Gloria.
La Maternidad Divina crea un lazo espiritual y corporal entre la Virgen María y Cristo, un vínculo destinado a cumplirse en la glorificación final con alma y cuerpo. Pero no se trata sólo de un nexo familiar, sino de la cooperación con el plan de salvación por parte de la Madre de Dios.
La Maternidad Divina está muy ligada a la Virginidad. Era necesario que aquélla que había conservado intacta la virginidad en el parto, viese conservado su cuerpo al amparo de toda la corrupción, también después de la muerte.