Hoy consideramos el domingo como el:
DÍA DEL SOL: la denominación pagana del día del Sol fue para los cristianos fácil de aplicar a Cristo, desde el momento en que el simbolismo del sol, rey de la Creación, fue aplicada al Mesías en el cántico de Zacarías.
Célebre es la expresión de San Máximo de Turín (ss. IV-V): “El domingo es para nosotros un día venerable y de fiesta, porque es el día en que nuestro Salvador fue exaltado y resplandeció como el sol, tras haber disipado las tinieblas del infierno con la luz de la Resurrección. Por eso este día, para los hijos de este mundo, tiene el nombre del día del sol, porque Cristo, Sol de Justicia, lo ha iluminado con su Resurrección”.
El domingo recuerda el misterio de Cristo en el símbolo regio del sol, como cantan muchos himnos. En efecto, es el día que nace con el sol que es Cristo; un día que declina sin que conozca su ocaso el sol de los cristianos, Cristo que es Luz sin ocaso, como canta el pregón pascual, o la Plegaria Eucarística III en su comienzo. “Luz que no tiene noche”, dice Santa Teresa de Jesús.