En principio, se denominan “sistemas morales” a aquéllas teorías que buscaban una puntual respuesta para el recto actuar moral en caso de que la conciencia se encontrase ante un NORMA MORAL OBJETIVAMENTE INCIERTA.
Los “sistemas” trataban de armonizar las relaciones entre conciencia y ley.
Los “sistemas” giraron en torno a dos polos: CERTEZA y DUDA, o lo que es lo mismo la relación entre CONCIENCIA y LEY. Así, pues, si la conciencia debe actuar moralmente conforme dicta la ley moral, pero ésta es una ley dudosa, ¿cómo actuar?, ¿qué criterio seguir?, ¿debe guiarse el fiel cristiano por el criterio de CERTEZA o puede seguir la OPINIÓN PROBABLE? ¿Cómo salir de la duda?
Se originaron diversos “sistemas” (hablamos de comienzos del siglo XVII), al hilo del criterio de certeza al que la conciencia debería acomodarse. Según este criterio, se originaron cinco “sistemas” conocidos con los siguientes nombres (los ordenamos de más rigoristas a menos):
- TUTIORISMO: se debe seguir siempre la opinión más segura;
- PROBABILIORISMO: se ha de considerar la opinión más probable;
- EQUIPROBABILISMO: se debe decidir según la justa medida entre la certeza y la duda;
- PROBABILISMO: se puede seguir la opinión probable; y,
- LAXISMO: es suficiente un mínimo de certeza, basta una tenue probabilidad.