La primera parte estaba constituida por oráculos en verso, aunque no dejaban de aparecer pasajes redactados en prosa.
Ahora sucede lo contrario. Esta segunda parte está compuesta por relatos en prosa sobre la actividad de Jeremías, en los que se presta atención a su predicación oral y a sus acciones simbólicas, y a las consecuencias de las mismas.
En primer lugar, se incluyen los conflictos que tuvo con los sacerdotes y los falsos profetas.
A continuación, se abre un paréntesis esperanzador con el llamado “Libro de la Consolación”, en el que se contienen promesas de reconstrucción para Jerusalén sobre la base de una NUEVA ALIANZA.
Después de esta parte, sigue la narración de los pesares en los que vio sumido Jeremías en su misión.
Además de las penalidades ya expuestas, se trata ahora de las derivadas de sus relaciones con los reyes de Judá.
La persecución de que fue objeto culmina en lo que podría llamar la “pasión de Jeremías”, esto es, el cúmulo de padecimientos de aguantó antes y después del asedio de Jerusalén por los caldeos (babilonios), y las duras experiencias que hubo de afrontar tras la caída de la ciudad santa.
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