CONOCIENDO A LOS PROFETAS – ISAÍAS – 49

by AdminObra

ISAÍAS A LA LUZ DEL NUEVO TESTAMENTO

Este libro es citado en 90 ocasiones en el Nuevo Testamento. Las citas implícitas son más de 400.

El origen de este uso tan frecuente es la aplicación que hizo Jesús de las palabras del profeta a los hechos de su vida.

Así, por ejemplo, al inicio de su vida pública en la sinagoga de Nazaret (Is 61, 1-2).

A lo largo de su ministerio público, el Señor vio cumplidas en las vicisitudes de su actividad las palabras del profeta: así ocurre con la incomprensión de su enseñanza en parábolas por parte de las autoridades, la ruptura ente el culto externo y el culto del corazón, etc.

Es especialmente en los acontecimientos de la Pasión donde Jesús se presentó a Sí mismo como el Hijo del Hombre que ha venido como Siervo Sufriente (Is 53, 4-5).

A partir de su muerte en Cruz y de su Resurrección, los Apóstoles entendieron que en Jesús se habían cumplido aquellos oráculos sobre el Siervo de Dios. Por eso San Mateo citará Is 42, 1-5.

La evocación neotestamentaria de Isaías no acaba en los Evangelios, son que recorre el resto de sus escritos: así, el libro de los Hechos de los Apóstoles es testigo del valor apologético que los primeros cristianos le dieron a Isaías.

San Pablo ve profetizados en esta obra el rechazo de Israel y la apertura de la salvación a todas las gentes.

El Apocalipsis describe la esperanza de salvación futura con textos del profeta.

Asimismo, el libro de Isaías es el texto del Antiguo Testamento con más presencia en el culto. En algunos momentos del ciclo litúrgico (Adviento y Navidad) Isaías ocupa casi tres cuartas partes del anuncio profético del AT.

Los lectores cristianos vemos en Isaías la actitud de fe y de fidelidad a Dios de este profeta. Por eso, Isaías no es un libro que se cierra en dos siglos largos de la existencia del pueblo de Israel. Es un libro escrito al hilo de la vida misma y es actual y estimulante. Su lectura nos conduce a:

  • Una mayor profundización en la fe.
  • Un mayor compromiso en la consecución de las aspiraciones de todos los hombres.
  • Un mayor diálogo con Dios, Señor supremo de la Creación y de la Historia.