CONOCIENDO A LOS PROFETAS – ISAÍAS – 48

by AdminObra

ENSEÑANZA: escatología

En la tercera parte del libro no se puede hablar de una doctrina homogénea, dada la diversidad de oráculos.

Se debe subrayar el horizonte escatológico y salvífico de todo el conjunto.

La intervención divina no se limitará a los prodigios externos, como los narrados en el Éxodo, sino que guiará a su pueblo hasta que éste reconozca la predilección de Dios por los suyos.

Los destinatarios son los israelitas, un tanto desesperanzados ante la tarea de levantar Jerusalén de sus ruinas a la vuelta del Destierro.

El profeta les anima a descubrir una Jerusalén gloriosa, adonde acudirán de todas las naciones. Han de pensar más en la Jerusalén celestial.

El profeta termina el libro con la esperanza en un futuro esplendoroso:  más que una renovación de lo antiguo se trata de la instauración de una nueva creación y de una alegría hasta ahora desconocida.

La alegría y la esperanza en un futuro más prometedor no se cifran en instituciones humanas: ni en la monarquía, ni en las armas, ni en la autoridad humana, ni siquiera en el culto. Incluso la edificación material del Templo no es el último objetivo, porque el trono de Dios está en los Cielos.

Estas ideas abren un horizonte nuevo y definitivo, cuya esperanza no queda limitada a las fronteras de Israel o al tiempo presente: es la visión escatológica de la que tratarán los libros de Ageo y Zacarías.