Figura en tercer lugar en la Biblia hebrea dentro del grupo de los “Profetas Menores”, y también es el tercero en el canon cristiano. Pero cronológicamente es el primero de los Profetas “escritores”, seguido pocos años después por Oseas y luego por profetas relevantes como Isaías y Jeremías.
Dos rasgos unidos entre sí confieren importancia a Amós:
- Su vocación y,
- Su predicación.
Amós no es profeta por tradición familiar (7, 14), sino que el Señor irrumpió en su vida enviándolo a predicar; es más, siendo originario de Tecoa, una aldea del reino del Sur, es enviado al reino del Norte. Y es destinado porque el Señor quiere necesitar de su voz: el profeta se convierte en el portavoz de Dios ante la conciencia de los hombres.
Su predicación abarca dos espacios principales:
- La defensa de los pobres y desvalidos frente a la injusticia de los ricos y poderosos;
- Su doctrina sobre la necesidad de que el culto y los ritos exteriores muevan a la conversión del corazón y a un cambio de conducta.