SIGUIENDO CON LA ENSAÑANZA SOCIAL DE LOS PROFETAS…
Los preceptos morales que recuerdan los libros proféticos son los mismos que aparecen en la Ley, pero en ellos hay un esfuerzo de interiorización.
Los profetas exigen un corazón limpio por encima de actos externos y, a partir de Jeremías y Ezequiel, insisten en la responsabilidad personal: cada cual cargará con las consecuencias de sus propios pecados, sin culpar de ellos a los antepasados.
Finalmente, las exigencias cultuales son también parte del mensaje profético. La insistencia en purificar el culto refleja la preocupación de los profetas por la adoración y el respeto debidos a Dios. Y la constante denuncia de los ritos meramente externos es expresión de la exigencia de mayor coherencia entre el culto que se tributa a Dios y la vida moral y social de los israelitas.
Un pueblo que se aproxima a Dios con los sacrificios y lo confiesa en la liturgia no puede después negarlos con sus costumbres depravadas e injustas.