TERCERA PARTE
CAPÍTULO IV
EL ORDEN ECONÓMICO
Consejos de la Iglesia
- ¿Qué recuerda la Iglesia a los que tienen bienes en abundancia?
La Iglesia recuerda a los que tienen bienes en abundancia que las riquezas no aportan consigo la exención del dolor, ni aprovechan nada para la felicidad eterna, sino que más bien la obstaculizan; que deben ser desprendidos y generosos, considerando las reiteradas advertencias de Jesucristo a los que se apegan a las riquezas; que deben asumir responsablemente la tarea solidaria de remediar con urgencia las enormes disparidades económicas entre los hombres, esforzándose personalmente en cumplir su obligación social de compartir sus bienes para sacer de la miseria a los más pobres y elevar el nivel de todos; y que pronto o tarde, se habrá de dar cuenta severísima al divino Jesús del uso de las riquezas.
- ¿Qué recuerda la Iglesia a los más necesitados?
La Iglesia recuerda a los más necesitados que Cristo quiso pasar la mayor parte de su vida trabajando en labores manuales, como artesano; que el Padre envió al Hijo a evangelizar a los pobres; que Cristo se hizo pobre para realizar la obra de la salvación de todos los hombres; que la pobreza es una virtud agradable a Dios si se acepta con dignidad; que por el trabajo del hombre puede superarse económicamente y santificarse delante de Dios; que el premio de la felicidad eterna lo da Dios por la práctica de las virtudes y no por la posesión de las riquezas; que los hombres deben dar gracias al Bienhechor por las cosas creadas que poseen y usan, por pocas que sean, sin codicia ni envidia ni rencor ante las injusticas de los hombres, sino más bien desagraviando a Dios por los graves pecados de los egoístas; y que la Iglesia reconoce en los pobres la imagen de su Fundador Jesucristo, se esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo.