CONOCE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (DSI) – 54

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SEGUNDA PARTE

CAPÍTULO VI

LA EDUCACIÓN

Educación para la vida

 

  1. ¿Qué decir de la llamada educación sexual natural?

La llamada educación sexual natural sostiene ingenuamente que podrá instruir a jóvenes contra el desorden sexual por medios puramente naturales y sin ayuda alguna de Dios, iniciándolos sin distinción de sexo en materia tan delicada; pero la dolorosa experiencia de muchos lugares demuestra que con demasiada frecuencia los resultados son negativos.

La educación sexual natural olvida que se debe educar a los jóvenes de manera que entiendan la donación de sí mismos en el amor humano, reflejo y participación del amor de Dios al hombre, con ayuda de los medios que proporciona la Iglesia, como la doctrina cristiana y la gracia de los sacramentos. Una verdadera educación sexual debe fundamentarse en la educación de la afectividad y en la formación para el cultivo de las virtudes en la persona.

  1. ¿Y a quiénes compete la oportuna instrucción sobre el origen de la vida?

La oportuna instrucción sobre el origen de la vida y sobre todas las cosas que se refieren a la sexualidad, compete a los padres. Y también a los educadores que, en ausencia de aquéllos o complementando su función, brinden esta instrucción a los niños y jóvenes, de acuerdo con sus padres, con la prudencia del caso y los medios convenientes, entre los que no debe faltar el auxilio espiritual de los medios sobrenaturales, para contar así con la ayuda de la gracia de Dios.

  1. ¿A quién pertenece la educación cívica de la juventud?

A la familia, a la sociedad civil y al Estado pertenece la educación cívica, no sólo de la juventud sino de todas las edades y condiciones, proponiendo públicamente las cosas que orienten la voluntad de los hombres hacia lo honesto, y conduzcan a la sociedad por un necesario orden moral, poniendo los medios para prever e impedir lo que se oponga a una correcta formación ciudadana.