CONOCE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (DSI) – 53

by AdminObra

SEGUNDA PARTE

CAPÍTULO VI

LA EDUCACIÓN

La misión de educar

  1. ¿Cuál es la misión del Estado en materia educativa?

La misión del Estado en materia educativa es subsidiaria, por lo que:

  • Debe apoyar, defender, proteger y promover con sus leyes el derecho anterior de la persona, de la familia, de los grupos sociales intermedios, y, por supuesto, de la Iglesia. El Estado nunca debe suplantar estos derechos sociales a la educación;
  • Le toca proteger el derecho a la educación que tienen los hijos, si alguna vez los padres llegasen a faltar física o moralmente por negligencia, incapacidad o indignidad. En este caso ya no suplantan el Estado a la familia, sino que atiende y provee subsidiariamente a una necesidad, mientras que el titular responsable está ausente o incapacitado.

 

  1. ¿Cómo cumple el Estado su deber en materia educativa?

El Estado cumple su deber en materia educativa, cuando:

  • Proteger la educación moral y religiosa de la sociedad, y especialmente de la juventud, conforme a las normas de la razón y del derecho natural, eliminando cuanto se oponga a las buenas costumbres en la vida pública;
  • Favorece de muchos modos a las personas, a las familias, a los grupos sociales intermedios, y a la Iglesia, especialmente mediante subsidios económicos sustantivos y permanentes, en sus esfuerzos de formación, cuya eficacia demuestra la historia y la experiencia;
  • Completa, mediante diversas prestaciones concretas, la acción educativa, donde falta o es insuficiente;
  • Funda escuelas propias para atender la demanda educativa que no alcanza a atender la escuela privada.
  1. ¿Es lícito que el Estado monopolice toda la educación e instrucción?

No es lícito que el Estado monopolice toda la educación e instrucción, de tal modo que las familias se vean forzadas, física o moralmente, contra los deberes de su conciencia cristiana, o contra sus legítimas preferencias, a mandar necesariamente a sus hijos a las escuelas únicas del Estado. De esa manera se destruye la libertad de enseñanza, conculcando los derechos inalienables de las personas, de las familias, de los grupos sociales intermedios y de la Iglesia.