SEGUNDA PARTE
CAPÍTULO I
EL FIN DEL HOMBRE
- ¿Cómo se dispone el hombre a realizar su fin con más facilidad?
El hombre se dispone a realizar su fin con más facilidad, adquiriendo buenos hábitos, por repetición de actos buenos, que le inclinan a seguir comportándose bien, perfeccionando así su naturaleza mediante la virtud. Las virtudes sobrenaturales perfeccionan a las naturales, con la gracia divina.
- ¿Qué virtudes debe cultivar el hombre?
El hombre debe cultivar todas las virtudes. Las teologales: fe, esperanza y caridad. Las cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Y las demás que enseña la teología moral y la ética natural; entre éstas últimas, especialmente las que urge extender en el mundo para garantizar el sano desenvolvimiento social, como la generosidad, la laboriosidad, la lealtad, la honradez, la sinceridad, la castidad y la alegría.
- ¿El trabajo y la familia son fundamentales para la persona?
El trabajo y la familia son fundamentales para la persona, porque allí es donde tienen las mejores ocasiones de ejercicio, crecimiento y desarrollo de los valores más altos y el mayor número de virtudes y talentos del hombre. Las riquezas del alma se vuelcan al servicio solidario de los demás, promoviendo el bien común.
Es por tanto atentar contra la dignidad misma del hombre intentar impedir que trabaje en lo que pueda, deba y quiera, o que constituya una familia con todos los hijos que desee tener de acuerdo a las leyes de Dios y la naturaleza.