Hoy tendremos los funerales solemnes, en sufragio por todas las Benditas Ánimas, a las 10:15 de la mañana. Habrá misas, asimismo, a las 9 y 19:30, que serán rezadas en sufragio por las Almas del Purgatorio.
Dada nuestra fe en la resurrección de Jesucristo y de todos los hombres, y en la recapitulación de sus cuerpos al día del Juicio Final, la Iglesia ha rezado siempre por los muertos y ha tenido un cuidado especial por sus cadáveres.
San Isidoro de Sevilla (636) mandaba celebrar una misa por ellos al finalizar el tiempo pascual.
La Conmemoración actual es instituida por San Odilón de Cluny a finales del siglo X.
Los fieles vivos pueden ayudar a las Almas por medio de sus intercesiones o sufragios.
El II Concilio de Lyon (1274) y el Concilio de Florencia (1439) definieron que para mitigar las penas de las Almas, les eran provechosos los sufragios de los fieles vivos: misas, oraciones y limosnas, y otras obras de piedad.
También el Tridentino (XVI) recordó que las Almas detenidas en el Purgatorio pueden ser ayudadas por las oraciones de los fieles y principalmente por el aceptable sacrificio del altar.
Los sufragios se ofrecen a Dios como valor satisfactorio de las buenas obras en compensación por las penas temporales merecidas por los pecados que las Alma tienen aún que expiar. El efecto es la remisión de las penas temporales.
En los sufragios se aúnan las satisfacciones, que se presentan a la Justicia divina, y las oraciones impetratorias, que se presentan a su Misericordia.
El Santo Sacrificio ofrecido por ellas es eficaz de suyo, diríamos; las exequias, también, pero de forma mediada; las buenas obras, dependen de la intensidad del oferente, que siempre ha de estar en gracia de Dios.