Hacia el rostro del jubileo de la Iglesia
La dimensión penitencial de los peregrinos quedaba de manifiesto en las expresiones de gozo y júbilo cuando alcanzaban la meta perseguida, tras largas jornadas de esfuerzos, asperezas y dificultades.
Roma y Santiago son testigos de ello: el júbilo de los romeros al llegar al Monte Mario y divisar ya Roma se mostraba en la expresión de “Ecce Roma…!”, desde este Monte, el “mons gaudi”, el monte del gozo de los romeros, similar al cántico del “Ultreia” de los peregrinos compostelanos al llegar al Monte del Gozo y divisar, a unos cinco kilómetros, las torres de la Catedral.
La Iglesia ha bendecido siempre los años jubilares con la “indulgencia plenaria”, estableciendo asimismo los requisitos para lucrarse de ella. El Código de Derecho Canónico de 1983 trata el tema en el capítulo IV del Libro IV, y en el canon 992.