El primer jubileo después de Trento
Gregorio XIII, que también acuñó moneda conmemorativa, introdujo la costumbre de recibir y bendecir a los grupos de peregrinos que llegaban a Roma. Peregrinaron a Roma unos trescientos mil fieles.
Los católicos ingleses pudieron lucrarse de las gracias jubilares rezando quince rosarios.
San Felipe Neri instituyó la praxis de peregrinar a las siete iglesias principales de Roma: las cuatro basílicas mayores –San Pedro, San Pablo, San Juan, Santa María- y las tres menores –Santa Cruz, San Lorenzo, San Sebastián-.
En Cuaresma, y en Pascua, acompañado siempre de numerosas personas, el mismo San Felipe guiaba y animaba esta peregrinación, que todavía se realiza.
La historia jubilar contará a partir de ahora con una importante fuente informativa: los “avvisi”, que anotaban y hacían crónica de los hechos religiosos que ocurrían.