El jubileo de una Iglesia en transición (1550)
Tras muchas dificultades, en 1545 arrancó, aunque de manera no continuada, el Concilio de Trento, el Concilio de la Reforma.
El protestantismo tenía ya “carta de ciudadanía” en Europa. En 1555, tras la Paz de Augsburgo, se “consagró” la ruptura cristiana y europea.
Estaba al frente de la Iglesia el papa Julio III (1550-1555), que sucedió a Paulo III, cuya muerte en 1449 le dejó a las puertas de un nuevo jubileo.
Julio III convocó el jubileo mediante la bula Si pastores ovium, cuyo hilo conductor era celebrar un jubileo serio, renovado, purificado. Suspendía el papa las indulgencias fuera de Roma, excepto para los marineros que luchaban en el Mediterráneo contra los piratas, y para los soldados que estuviesen implicados en guerras, y orientaba su celebración a la práctica de la caridad, cuyo servicio instituyó las “Confraternidades”.