AÑO NUEVO: la Madre de Dios

by AdminObra

En el primero de año, la Iglesia celebraba la Circuncisión del Señor. Ese día corresponde al octavo después del Nacimiento. Se recordaba, asimismo, que teníamos a Jesús gracias a la Virgen María; y se conmemoraba el rito judío por el cual se le ponía el nombre al Niño, el rito de la circuncisión, rito purificativo impuesto por Moisés, imagen del bautismo cristiano, a todos los varones de Israel, rito ya impuesto por Dios a Abraham (Gn 17, 10) como modo de renovar la Alianza con su Pueblo y como recordatorio de las Promesas dadas por Dios.

Aquella sangre divina fue la primera que vertió el Señor para lavar nuestras almas.

Hoy, desde la reforma litúrgica, la Iglesia se centra en la celebración de SANTA MARÍA, MADRE de DIOS. Pudiera ser que más que sustituir una celebración, la que comentamos antes, por ésta, fuese una recuperación, pues la celebración de la maternidad divina de María es la más antigua de Occidente en honor a la Virgen.

Con todo, la Iglesia no ha querido perder de vista el recuerdo la Circuncisión del Niño, ni la Imposición del Nombre ‘Jesús’, tal como había mandado el ángel.

La maternidad divina de María no se trata de un privilegio. Se trata de celebrar el papel activo de la Virgen María en la obra salvadora de Dios, y se tiene presente tanto su maternidad como su perpetua virginidad.

Por Ella hemos recibido a Jesucristo, “autor de la vida” y Ella ha hecho posible el poder celebrar el misterio de nuestra redención.