Respecto a la faceta negativa, diremos que la Sagrada Escritura concibe la remisión de los pecados como verdadera supresión de los mismos, pues emplea las siguientes expresiones: borrar (Sal 50; Is 43, 25; Hch 3, 19); apartar de en medio (Miq 7, 18); quitar (Jn 1, 29); alejar (Sal 102, 12); lavar, purificar (Sal 50, 4; Is 1, 16; Ez 36, 25; Hch 22, 16; 1Cor 6, 11; Hb 1, 3; 1Jn 1, 7); remitir (Sal 31, 1; Mt 9, 2; Lc 7, 47; Jn 20, 23).
Según la faceta positiva, la Sagrada Escritura presenta la Justificación como regeneración por Dios, esto es, como generación de una nueva vida sobrenatural en aquel que hasta ahora ha sido pecador (Jn 3, 5; Tit 3, 5); como nueva creación (2Cor 5, 17; Gal 6, 15); como estado del estado de muerte al estado de vida (1Jn 3, 14); del estado de tinieblas al estado de luz (Col 1, 13; Ef 5, 8); como participación de la divina naturaleza (1Pe 1, 4).