MEDITACIÓN MARTES I CUARESMA (Is 55, 10-11; Mt 6, 7-15)

by AdminObra

El Señor quiere que lo busquemos “mientras se deje encontrar” tal como afirma Isaías en expresión bellísima. Así, lo que se nos está diciendo es que es Dios quien nos encuentra realmente. Nosotros, en puridad, no lo encontramos; nos encuentra El a nosotros, pues somos los que estamos perdidos.

El Señor va detrás del que está perdido. Del que no sabe cuál es su lugar. Del que ha perdido el sentido y la ilusión. Del que ha perdido el amor y la gracia.

Cuando no sabemos dónde estamos es porque seguimos nuestros “caminos” que nos desorientan. El Señor tiene otros “caminos” para cada uno. Son mejores. También tienen otros planes. Otros proyectos. Son buenos. Más que buenos, son santos.

El Señor nos quiere enviar su lluvia y su nieve para fecundar nuestras vidas. Y para que germine otro tipo de vida. Igual que ocurre con los terrenos. El “terreno” al que anhela llegar es nuestro corazón con el envío de su Palabra soberana. Tal confianza tiene el Señor en la eficacia de la misma en nuestra vida que nos pareciera un iluso. ¡Pero no!

En Cuaresma hay que escudriñar la Sagrada Escritura cada día para volver a los “caminos” de Dios. Para vivir otra vida, la Vida misma de Dios.

Escudriñar la Sagrada Escritura reclama, posteriormente, el Silencio. Jesús nos pide que no abrumemos con demasiadas palabras a la hora de orar al Cielo. Es bueno usar las justas; es bueno esperar en silencio su respuesta. O su propuesta. El Señor siempre deja caer dentro su intención. Como cae la nieve, suavemente. Constantemente.

Aun así, Jesús enseña las palabras del Padrenuestro que es, especialmente, un modo de ponernos ante el Cielo. El Padrenuestro nos pone ante Dios en humildad y sencillez. Y nos concede pureza de intención.

En este santo tiempo penitencial, coloquémonos ante el Señor que está en el Sagrario, o cuando haya exposición del Santísimo. Hagamos buenos e intensos ratos de oración con la Sagrada Escritura. Descubramos el gozo de la oración. Dejemos que el Cielo ponga sus palabras en nuestra vida.

OREMOS

Oh, Dios, que tus fieles se fortalezcan

Con tu bendición; sé para ellos

Consuelo en la tristeza,

Paciencia en la tribulación y

Defensa en el peligro.

Por Jesucristo Nuestro Señor.